Seis meses de catástrofe
El semestre de pandemia en la región ha dejado una dolorosa secuela sanitaria y económica. Mientras no haya vacuna contra el coronavirus, la mejor receta, en lo sanitario, es que la población mantenga su autocuidado.
Seis meses de Estado de Catástrofe en todo el territorio nacional se cumplieron el pasado domingo, declaratoria de excepción constitucional que implementó el Gobierno en marzo pasado, cuando ya era inminente la propagación explosiva del coronavirus que en China y Europa había causado estragos en los meses anteriores. Durante este período, la Región de Los Lagos ha debido afrontar el confinamiento forzado de tres ciudades: Osorno, que estuvo cinco semanas en cuarentena al comienzo de la crisis sanitaria; Puerto Montt, que cumple hoy su octava semana en un complejo escenario de cumplimiento de las reglas; y Maullín, que se unió a este grupo en la víspera de Fiestas Patrias.
Ha sido sin lugar a dudas un semestre difícil desde todo sentido. La red asistencial de la salud pública y privada ha tenido que someterse a las tensiones de un virus de alta capacidad de contagio y letalidad desacostumbrada, con establecimientos sanitarios que aunque receptores de una demanda elevada de pacientes, hasta ahora parece estar sobrellevando de manera satisfactoria su misión, y expectante también por los escenarios futuros si es que se sigue relajando el autocuidado de la población.
En lo económico, el panorama ya se acerca en algunos rubros a una calamidad de la cual muchos no podrán salir. Las propias autoridades de Gobierno han reconocido que en la región se han perdido 100 mil empleos, al tiempo que el 90% de la hotelería está cerrada y la construcción, por su parte, registra 26 obras paralizadas sólo en Puerto Montt por las estrictas restricciones que ha impuesto la cuarentena desde el pasado 29 de julio.
Mientras la pandemia no retroceda, y mientras no se descubra y llegue a Chile la esperada vacuna que mitigue los efectos del covid-19, no queda más remedio, en lo sanitario, que la ciudadanía siga cumpliendo las normas básicas de uso de mascarilla, distanciamiento social y lavado frecuente de manos, por más difícil que sea mantener esto después de seis meses. Y el Gobierno, por su lado, ha de acelerar los procesos de ayuda a los sectores más golpeados, antes de que sea demasiado tarde.