La Goleta Ancud y la ocupación del estrecho de Magallanes
La embarcación, construida por carpinteros de ribera de Ancud, zarpó definitivamente la mañana del día 23 de mayo de 1843.
Braulio Velásquez
Finalizada la guerra de Independencia con la capitulación del fiel ejército insular en la isla de Chiloé, los espacios marítimos que se encontraban al sur del Golfo de Penas dejaron de ser una preocupación del gobierno nacional y se transformaron en una "tierra de nadie". Pescadores y loberos de todas las nacionalidades ingresaban libremente al territorio insular, también para contrabandear, sin que la autoridad tuviese capacidad alguna para controlar el movimiento de buques en tan extensos parajes. Los chilotes conocían las rutas loberas y llevan siglos internándose en los canales y golfos de la Patagonia occidental en frágiles embarcaciones incluso hasta el estrecho de Magallanes.
A principios de la década de 1840 dos buques a vapor el Chile y el Perú, cruzaron el estrecho dando cuenta que el comercio y el transporte de personas podría acortar los tiempos de viaje entre los puertos europeos y americanos. Fue entonces cuando las autoridades santiaguinas demostraron real interés en su control y prepararon su ocupación. Carente de una marina nacional que pudiese llevar adelante la tarea, se acordaron del intendente de Chiloé Domingo Espiñeira Riesco, cabeza administrativa y política del territorio más cercano al estrecho, encargándole disponer una expedición para la toma de posesión de esa vital vía de comunicación. Otra vez los chilotes eran convocados a una epopeya sin parangón.
La goleta Ancud construida por carpinteros de ribera en la localidad homónima zarpó definitivamente la mañana del día 23 de mayo de 1843 desde su surgidero en Butalcura al mando del capitán Juan Guillermos, inglés con vasta experiencia naval y 21 tripulantes entre ellos el señor Philippi con la única misión de navegar al estrecho y asegurarlo para Chile. La Ancud de Guillermos no tiene nada que envidiarle a la Beagle de Fitz-Roy. A fines del otoño se encuentra estacionada en las Waitecas, en Puerto Americano, donde se topa con dos embarcaciones extranjeras dedicadas a la caza de lobos y al contrabando, la Enterprise y la Betzei ambos capitanes tienen mapas del territorio y autorizan al señor Philippi a copiarlos, la Ancud carece de cartografía solo lleva a bordo un práctico para llegar a destino.
El viaje ha demostrado complicaciones, cruzando el Corcovado pierden la chalupa que llevan de arrastre y son tan violetas las ráfagas de viento que la embarcación o es arrastrada sin gobierno o tan floja la brisa que necesita ser remolcada ante lo cual los chilotes saltan a los remos. El primer intento de cruzar el Golfo de Penas en pleno invierno va a fracasar, escribe Guillermos en su Diario, " A las 10 cambió el viento al SSO con mucha violencia y se hizo rumbo al SE, virando a las 11 de vuelta al O. con una mar muy arbolada y cruzada oyendo al poco rato el sonido del agua bajo la cámara; se mandó a achicar sin cesar…". La tripulación utiliza incluso baldes para sacar el agua. El regreso a Puerto Americano es imperativo para efectuar reparaciones, al tiempo despachaba la chalupa a Ancud en busca provisiones y las piezas del timón que no han resistido los golpes del temporal. Allí permanecerán seis semanas.
Zarparán nuevamente el día 6 de septiembre, avanzaran por el océano hasta el paralelo 47°S, se internaran en el golfo de Penas hasta la boca norte del canal Mesier, el día 12 de septiembre cruzan el paralelo 48°,02'S a la cuadra de la isla Wellington y se dirigen a la Primera Angostura Inglesa al remolque, canal descubierto por Juan de Ladrillero en el siglo XVI, alcanzan la isla Topar e ingresan al canal Concepción tras el archipiélago de las Inocentes, ruta abierta por Pedro Sarmiento de Gamboa, cruza el paralelo 52°S en el canal Smyth que conduce entre la isla Manuel Rodríguez y la Península de Muñoz Gamero a la boca occidental del estrecho de Magallanes. Un viaje que pocos se atrevían a realizar por lo complejo y difícil de la derrota.
Sin embargo, los problemas no han terminado, el día 18 de septiembre después de una alocución patriótica, "a las 7h. a.m. cambió en viento al SE, lo que les obligó a navegar de bordo i bordo, pero al enfrentar la isla Shelter saltó el viento al NO, soplando con furia. Viendo la mar muy ajitada por el NO, tomé la precaución de arriar toda vela i apenas se concluyó la maniobra cuando cayó el viento como golpe de martillo haciendo escorar la goleta hasta meter media cubierta en el agua". La misión de la Ancud, en pleno estrecho, se encuentra al borde del fracaso pero los tripulantes chilotes logran sacarla adelante ante el peligro de zozobra. El día 19 pasan al N de la isla Carlos III para divisar el día 21 de septiembre la punta de Santa Ana, un lugar conocido por los navegantes del estrecho y donde también habían estado Francis Drake y Thomas Cavendish con los últimos sobrevivientes de Puerto San Felipe.
A las 2 PM desembarcó Guillermos acompañado de la valerosa tripulación "y en presencia de todos tomé posesión de los Estrechos de Magallanes i su territorio con las formalidades de costumbre en nombre de la República de Chile". La dotación completa de la Ancud, marinos y soldados, acompañantes y esposas había ingresado al panteón de los héroes de Chiloé y de toda la Nación.