La pandemia nos ha dejado consecuencias nefastas en la economía. Basta observar el índice de desempleo en la Región de Los Lagos que alcanzó 11,5% en el trimestre mayo-junio, siendo el más alto en los últimos 10 años. A ello se debe añadir una condición base en la que un 25% de los empleos de nuestro entorno regional son de carácter informal, siendo estos los más afectados en el escenario actual de la crisis sanitaria.
En este contexto, aunque la situación es preocupante, el país va mostrando interés por la reactivación, cuidando -al mismo tiempo- a sus ciudadanos. Por eso resulta interesante revisar los planteamientos de la Organización Internacional de Trabajo, organismo que plantea para América Latina y el Caribe el desarrollo del "empleo verde" como una opción de desarrollo, considerando un potencial de 15 millones de nuevos puestos de trabajo, buscando una transición de los países hacia economías con cero emisiones netas.
Cuando hablamos de empleo verde, hablamos de trabajos que directamente están ligados a la protección del medio ambiente o de aquellos que buscan minimizar el impacto sobre él, actividades imperantes en el marco de las consecuencias del cambio climático que serán en gran medida mucho más críticas que las generadas por la pandemia, ya que se piensa que solo por el estrés térmico (causa de diversos efectos patológicos que se producen cuando se acumula excesivo calor en el cuerpo) se perderán 2,5 millones de empleo en América Latina para el año 2030, situación nada auspiciosa, pero que se nos presenta como reto frente al acuerdo de Paris firmado por Chile y que nos brinda el marco para el desarrollo económico más verde en nuestro territorio.
La transición se requiere, nuestro sistema de producción está llamado a dar el giro a la ecologización, es decir a la aplicación de prácticas ecológicas que puedan llevarnos a ser ejemplo para América Latina. A medida que se presentan planes de recuperación es imperante que estos consideren empleos decentes y que se planteen hojas de ruta multisectoriales que permitan realizar una transición capaz de conectar el entorno con la economía y la sociedad. Hoy tenemos una oportunidad en nuestras manos.
El camino por recorrer es largo, pero las políticas públicas deberán ver el potencial y mostrar las directrices e incentivos para que esto ocurra a través de la agricultura sostenible, energías alternativas, silvicultura, manufactura, construcción, ecoturismo; industrias que son llamadas a la generación de estos empleos de la mano de la innovación y la capacitación, no solo de los trabajadores si no de las empresas para que logren hacer la transición con los conocimientos adecuados. En la formación de nuestros estudiantes es esencial tener esta mirada, que se logren generar las competencias requeridas en los profesionales que enfrentan este reto, por lo que las instituciones que son parte de Puerto Montt Superior estamos llamadas a esto. Estamos frente a una transición que no solo tiene la capacidad de frenar el cambio climático, sino también de convertirse en un auténtico motor de crecimiento requerido en estos momentos. Hoy tenemos la posibilidad de hacer las cosas bien.