Violencia intrafamiliar
La presencia forzada al interior del hogar por la pandemia ha devenido, tristemente, en un aumento de casos de agresiones a las mujeres. Es fundamental tanto la denuncia oportuna de casos de violencia intrafamiliar como también la formación que se brinde a los niños.
El Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género dio a conocer los resultados de la Cuarta Encuesta Nacional de Violencia Intrafamiliar Contra la Mujer y Delitos Sexuales, que reveló un aumento de ese indicador al pasar de 38,2% en el año 2017, a 41,4% durante 2020.
Las autoridades han señalado que es lamentable que la sociedad no haya sido capaz todavía de mitigar o erradicar conductas tan dolorosas y terribles, como es la violencia física y psicológica, aunque se percibe que en la actualidad las mujeres identifican con más claridad lo que son aquellos ataques psicológicos, físicos o sexuales, ya sea en el hogar, en el trabajo, en la escuela o en la calle y se atreven a denunciarlos. Esas conductas ya no se consideran "normales", como ocurría hace unas décadas, lo que revela que hay un cambio cultural que resultaba absolutamente necesario.
La pandemia de coronavirus y las medidas de cuarentena, junto a los llamados que se han realizado para que las familias permanezcan en sus casas, ha significado, entre otros problemas, el aumento de los casos de violencia intrafamiliar, debido al actuar irracional de las personas que los cometen. La crisis sanitaria significa que muchas mujeres tengan que convivir las 24 horas con su agresor y se les ha hecho más difícil acudir a las comisarías de Carabineros para concretar una denuncia.
Pese a las insistentes campañas que se han desarrollado durante los últimos años, los ataques a mujeres por parte de sus maridos, parejas, convivientes o pololos no han cesado, incluso hasta llegar al femicidio, que es la forma más extrema de violencia y una muestra de que en algunos sectores de nuestra sociedad todavía se cree que los hombres tienen derecho a controlar la vida de las mujeres. La incomprensión y la violencia se conjugan en la génesis del problema, primero como una agresión psicológica, para luego dar paso a los golpes y, en situaciones extremas, terminar con una vida.
Lo que importa es que esta situación debe denunciarse a tiempo y puede superarse con la colaboración de todos, partiendo desde la formación de los niños acerca del respeto a todas las personas.