Correo
Votaciones de senador
En un lapso de dos semanas, el senador Rabindranath Quinteros (PS) vuelve a dar muestras de una profunda incongruencia ética y de compromiso con Chile, esto en el ejercicio de su cargo como parlamentario. Primero, al rechazar los dos capítulos de la acusación constitucional que se votó para dejar fuera del Poder Judicial a la ministra Silvana Donoso, quien en el marco del denominado caso Ámbar, y en un acto de negligencia supina, dejó libre al denominado "psicópata del tambor"; y segundo, al votar a favor de la indicación a la nueva Ley de Inmigración que permitía el "turismo laboral", la cual de haberse aprobado abría nuestras fronteras de par en par a todo extranjero, obligando al Gobierno a dar facilidades en el mismo aeropuerto, o pasos fronterizos, para encontrar trabajo.
Lo anterior, con todas las repercusiones que esto traería para las familias chilenas, ya afectadas por la inseguridad y el desempleo gracias al estallido social y la pandemia; a lo que habría que sumar los dos años de incertidumbre económica y social que, según todos los análisis, enfrentará el país en caso de ganar la opción Apruebo en el plebiscito impuesto por el Gobierno y nuestra actual clase política.
Que la opinión pública tome nota del lado de quienes están sus representantes en el Parlamento y particularmente el senador Quinteros, quien con su desempeño no sólo se ha puesto del lado de la defensa corporativa de una institución poco transparente y garantista, como lo es el Poder Judicial, sino también del lado de quienes pretenden hacer de Chile un laboratorio de experimentación social de la ONU y de las grandes corporaciones globalistas.
Camila Rubilar N., secretaria regional del Partido Republicano
Dos tercios y Constitución
Algunos sectores han planteado que los dos tercios deben ser aplicados una vez que la Convención haya redactado la totalidad del nuevo texto constitucional. De ser así, sería contrario a la actual tramitación legislativa donde la ley se aprueba artículo por artículo. Pero incluso más importante que eso, qué sentido tendría que los convencionales constituyentes se abocaran a la redacción de la nueva carta, conformen comisiones de trabajo, generen consensos y redacten el articulado, para que al final, una eventual minoría no esté de acuerdo con el texto propuesto, ¿qué incentivo habría para llegar a acuerdos en la redacción de la nueva Constitución?
Desde luego esta será una materia a definir en el reglamento de funcionamiento que deberá aprobar la Convención, sin embargo, resulta evidente que el recorrido de todo este itinerario, primero con el estallido social, luego con el acuerdo del 15 de noviembre y el posterior trabajo que realizó la mesa técnica que tuve el honor de integrar, lo que buscaba era avanzar hacia la convergencia, hacia la promoción de acuerdos entre los integrantes del órgano constituyente, entendiendo que el horizonte final es proponer al país una Constitución nacida en democracia, donde sea la ciudadanía mediante voto obligatorio la que apruebe la totalidad del texto elaborado por la Convención.
Lo contrario no sólo distorsiona el sentido de todo lo ocurrido, sino que le otorga poder de veto a una minoría que es precisamente uno de los elementos que impulsaron la idea de una nueva Constitución para el país.
Emilio Oñate Vera, académico de la Universidad Central
Profesores y vuelta a clases
El cuento de Pedrito y el Lobo es muy actual. El Colegio de Profesores usó y abusó de los paros hasta dejar la sensación que paralizar la educación en Chile era irrelevante. Cuando ahora el mundo entero está reaccionando firmemente para recuperar cuanto antes el proceso educativo, con medidas preventivas y grandes complicaciones, por supuesto, pero poniendo en marcha sus sistemas, los dirigentes del colegio están quedando como los más despreocupados e indiferentes.
Como en el cuento, nadie les cree cuando culpan al virus de la paralización de la educación, tan necesaria para los niños más vulnerables, porque siempre la paralizaron sin pudor alguno cuando no había virus.
José Luis Hernández
Paros y vuelta a clases
Resulta curioso que en un país donde se ha adquirido tanta sensibilidad en torno a los derechos sociales se asuma con naturalidad el impedimento en el ejercicio de estos derechos-prestaciones. En tiempos de pandemia, esto se evidencia en la reticencia de ciertos sectores a la vuelta a clases presenciales.
Pero la hipocresía en esta materia tiene larga data en el país: en Chile se realizan al año múltiples manifestaciones ilegales -tomas de colegios, paros en la salud, etc.- en nombre de los derechos sociales, eventos que no hacen más que interrumpir las clases y alargar las ya extensas esperas en la salud. En definitiva, la protesta por mejores derechos sociales se ha realizado a costa de los derechos de los más débiles.
Juan L. Lagos