Gobernador regional
La inscripción de las candidaturas a las primarias en Los Lagos supone el paso formal más visible hasta ahora en el nuevo diseño político y administrativo regional. Apenas asuma, al futuro gobernador regional le corresponderá maniobrar con la figura del delegado regional y conseguir recursos.
Con la publicación ayer de las candidaturas a las primarias de gobernador regional aceptadas por el Servicio Electoral en Los Lagos, se ha dado un nuevo paso en la larga pelea que han dado las regiones del país en sus intentos por conseguir una mayor autonomía. Aunque en las semanas previas al inicio de este proceso ya se hicieron manifiestos los ánimos por postergar una vez más las elecciones de gobernador regional en todo el país por parte de algunos sectores políticos, el cronograma establecido ha seguido avanzando, ahora con un ejercicio de primarias que en Los Lagos realizará la oposición a dos bandas a fines de noviembre, por un lado la Unidad Constituyente, formada por la DC, PS, PPD y PR (cada uno con un postulante en la región), más el PRO y Ciudadanos; y por el otro el Frente Amplio.
De cada bloque saldrá el candidato que en abril del próximo año se sumará a quienes sean nominados por las otras coaliciones sin primarias, en una elección que marcará un hito en el justo anhelo de las regiones por dotarse de un gobernante elegido por soberanía popular. Atendido que el gobernador regional será elegido por la ciudadanía de Los Lagos y no designado por el nivel central, se supone contará con la suficiente legitimidad para velar por los intereses del territorio antes que por los del Poder Ejecutivo instalado en La Moneda, que es lo que ha ocurrido tradicionalmente con la figura del intendente.
Con todo, como ya ha sido advertido por los candidatos a las primarias, la figura del gobernador regional que sea electo el próximo año deberá sortear dos desafíos mayúsculos: por un lado, lidiar con lo que será el representantes del nivel central, el delegado regional; y por el otro, luchar para contar con un presupuesto que le permita cumplir con su programa y atender las eventualidades de todo gobierno territorial. Por ahora, se trata de dos obstáculos significativos que requerirán de astucia política y realineamiento de las fuerzas políticas locales, con el fin de comenzar a navegar con éxito en el nuevo diseño político administrativo de las regiones.