Correo
Descentralización y plebiscito
Estamos ante un proceso constituyente histórico: no sólo será la primera vez en que se le consultará a la ciudadanía si desea un cambio de Constitución, sino también inéditamente ésta decidirá quiénes la escribirán. Estas personas serán claves para materializar en la carta fundamental el nuevo Chile que queremos.
Fue en octubre del año pasado cuando la ciudadanía se levantó y salió de sus casas con un ímpetu y esperanza de cambios. Uno de ellos, que cuenta con amplio apoyo, es que llegó el momento de descentralizar Chile. Con la actual Constitución de 1980, las regiones sólo nos dedicamos a ejecutar lo que se diseña en los ministerios y en Santiago. En su artículo 3°, declara que "El Estado de Chile es unitario". Es decir, un Estado centralizado que toma las decisiones políticas y administrativas en la capital del país.
Esto implica, por ejemplo, que a pesar de que las grandes empresas realizan sus procesos y operaciones en las regiones y lucran en ellas, no tributan en los territorios, sino que lo hacen donde están sus casas matrices, o sea, en Santiago. Urge redactar una nueva Constitución que establezca que Chile es un país democrático, participativo, pluralista, regionalista y descentralizado.
Este domingo, las regiones tenemos la oportunidad de construir nuestro futuro y dejar atrás el miedo arraigado en una política que ha dejado los cambios estancados. Esto depende de nuestro convencimiento y unión. Por eso, aprobar y votar por la Convención Constitucional se convierte no sólo en un hecho histórico, sino que también en la esperanza de y todos para caminar en la senda del desarrollo, autonomía y buen vivir que las regiones merecemos.
Jaime Sáez Quiroz, candidato a gobernador regional de Los Lagos
"Textos sagrados"
Ideales como el bien superior de la "patria" carecen de sentido para las posturas de izquierda dura. Por el contrario, para una ideología sin fronteras, este concepto particular resulta un obstáculo para la expansión de su fe. Su identidad es en esencia política, sin arraigo geográfico o étnico. El punto de convergencia común y que les inspira es lo que se conoce como "la causa".
Como buenos feligreses viven su fe y todo aquel que la abrace es entonces un "compañero" en la lucha. Se vuelve entonces más hermano, más prójimo, aquel que levante su puño, sin importar dónde o en qué idioma, que el propio vecino frente a la casa o aquel que alguna vez tendió una mano. Es así que la ideología de izquierda es una religión.
Los preceptos que la rigen emanan de sus textos sagrados y se encumbran por sobre los pilares sociales, jurídicos y morales que permitieron el desarrollo de la sociedad occidental. Y por eso las bases de la sociedad actual deben destruirse, para reemplazarlas por un nuevo dogma sin contrapeso.
Se construye el nuevo templo sobre las ruinas del templo anterior. Resulta en esencia similar a lo que en la antigüedad hicieron conquistadores para imponer su fe a sangre y fuego. Siendo entonces una religión, no necesita de argumentos o permisos y se vuelve irrelevante la opinión de la contraparte o el daño colateral que se le pueda causar, ya que por definición lo que dicta la religión es lo correcto, es lo moralmente superior y lo que nos conducirá al paraíso; y bajo ese precepto, todo aquel que se oponga al "dogma" es por definición un hereje.
Se predica en estos días sobre el origen demoniaco de las actuales escrituras y se escucha el clamor de los sumos sacerdotes y sus acólitos llamando a abrazar la nueva fe, colmada de dones, cuyas páginas se nos abren en blanco a la espera de ser escritas por los profetas del arcoíris.El próximo domingo 25, cuando vaya a misa, elija bien a qué iglesia quiere entrar.
Germán Remmele Riedel
Alcalde de Recoleta
El alcalde de Recoleta (Daniel Jadue) pasó a una farmacia popular y se llevó una dosis de su propia medicina.
José Luis Hernández
Uso de la violencia I
Los hechos ocurridos al cumplirse un año del 18-O, provocados por grupos de personas, sirvieron para demostrar que el valor del pasaje del Metro, que si los dineros de los afiliados estaban o no en las AFP, el tener un proceso constitucional, las bajas pensiones, las colas de la salud, los escaños reservados, las cuotas de género y tantos otros reclamos del mismo orden, que se escucharon hace un año atrás en Chile, no formaban parte en absoluto de las preocupaciones más inmediatas de estas personas, que insisten en la violencia, ni hace un año atrás y tampoco hoy. A buen entendedor, muy poquitas palabras.
Luis Enrique Soler
Uso de la violencia II
Cuando la política no condena la violencia, la violencia termina anulando a la política.
Esteban Meza