"Gracias a la pelota", el epitafio que un día eligió el Barrilete Cósmico
PERFIL. La frase la escogió el mismo Diego en una autoentrevista. Este es el resumen de la vida deportiva y pública del zurdo de Villa Fiorito.
Por Mauricio Ávila
Los mitos no se explican. Son. Si alguien no entiende, puede recurrir a un sinónimo: El Diego. El 10. El Pelusa. Barrilete Cósmico. Diego Armando Maradona murió ayer poco después de cumplir 60 años y de haber vivido más de 100. Sus excesos ocuparon más horas que las que vivió y le pasaron la cuenta en la triste última parte de su vida, cuando se anunció su muerte en más de una oportunidad.
Fue el quinto de los ocho hijos de Diego y Dalma, la famosa "Doña Tota". Nació el 30 de octubre de 1960 y vivió y creció en un sector pobre del sur de Buenos Aires. A pesar de eso, desde que era muy pequeño comenzó a rodar el rumor de que en la Villa Fiorito había un zurdito que era un fenómeno. Tenía 10 años cuando apareció por primera vez su nombre en un diario, gracias a un periodista del diario Clarín que se maravilló con su habilidad. Hay un registro en video de una entrevista que se le hizo con 13 años donde dice que su sueño es ganar la Copa del Mundo.
A pocos días de cumplir 16 años debutó en Argentinos Juniors y en la primera pelota que tocó le hizo un túnel a un rival. Luego vendrían la pasión de Boca, el desborde en Barcelona, el olimpo en Nápoles, y las escalas del adiós en Sevilla y Rosario (con Newell's Old Boys).
El 29 de junio de 1986 cumplió la promesa hecha en el video en blanco y negro, cuando Argentina le ganó a Alemania en la final del Mundial de México por 3-2. Maradona fue el centro de los festejos, de las fotos, de los halagos, pero fue lo que hizo una semana antes frente a Inglaterra, en cuartos de final, lo que quedará en la memoria eterna de los mundiales.
Dicotomía
En ese partido, Diego mostró ante el mundo sus dos caras: el pillo y el genio. Hizo un gol con la mano, que luego explicó como "la mano de Dios", una de sus tantas frases célebres. Minutos después, eludió a siete rivales desde la mitad de la cancha para anotar el llamado mejor gol de la historia de los mundiales. Ese día Maradona resumió la esencia del fútbol: el engaño y la habilidad.
Esa dicotomía lo acompañó toda la vida. No supo de términos medios. Su discurso siempre fue por los pobres, pero cuando se casó con Claudia Villafañe arrendó un avión que recogió por todas partes del mundo a sus 400 invitados para participar de una fiesta faraónica; juró por sus hijas Dalma y Giannina que no se había drogado en 1996 cuando dio positivo en un control antidoping en el Mundial de Estados Unidos, para luego reconocer que "he sido, soy y siempre seré un drogadicto"; trabajó duro para bajar de peso y estar en forma para esa Copa del Mundo, comenzó maravillando y luego se tuvo que ir en medio del escándalo; como técnico dirigió en Emiratos Árabes y firmó para un club de un jerarca bielorruso, para luego irse a Sinaloa y entrenar a Dorados en Segunda División.
Su rebeldía en la cancha se extendió también fuera de ella. Siempre se enfrentó al poder. Se alineó con Fidel Castro y con Hugo Chávez, desafiando a Estados Unidos; se peleó con la Fifa y Joseph Blatter; criticó duramente al Vaticano por tener el "techo de oro" en la Basílica de San Pedro, mientras que en Argentina hasta nació una iglesia maradoniana, de la que no está claro si es broma o es seria.
"no se mancha"
"Qué jugador hubiera sido si no me hubiese drogado", reconoció en una entrevista y agregó que con la cocaína no obtuvo ventajas deportivas, sino que al contrario, dio ventajas. Su lucha contra sus adicciones le quitó gran parte de la vida. Reconoció que comenzó a consumir cocaína cuando militó en el Nápoli, donde también tuvo una peligrosa cercanía con la Camorra, la mafia napolitana. "En la clínica hay uno que se cree Róbinson Crusoe y a mí no me creen que soy Maradona", comentó tras su estadía en una clínica psiquiátrica en La Habana para rehabilitarse.
En su despedida del fútbol en la Bombonera, aludió al tema dejando otra frase para la historia: "El fútbol es el deporte más lindo y más sano del mundo (...) Porque que se equivoque uno, eso no tiene por qué pagarlo el fútbol. Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota... la pelota no se mancha".
En los últimos años tuvo apariciones públicas que se transformaron en memes. Evidentemente fuera de sí en el Mundial de Rusia, diciendo cosas ininteligibles al borde de la cancha, cojeando y con sobrepeso.
En 2005 Maradona tuvo un programa de televisión, "La Noche el 10". En otra de sus excentricidades, un día se autoentrevistó. Se preguntó a sí mismo qué pondría en su lápida. No lo dudó: "Gracias a la pelota".