Inseguridad en las poblaciones
El homicidio del dirigente Gerardo Rojas debiese motivar una reflexión acerca de lo que está pasando en amplios sectores habitacionales de variadas ciudades. Dirigentes vecinales han advertido del alza de la delincuencia común y del narcotráfico en los barrios. El Estado se debe hacer presente.
Desde hace bastante tiempo que los dirigentes vecinales no sólo de Puerto Montt, sino que de varias ciudades del país, han venido advirtiendo sobre los crecientes problemas de inseguridad que hay en las poblaciones, tanto por el accionar de la delincuencia común, como por el de la irrupción del narcotráfico, que con recursos frescos disponibles ha reclutado ingentes cuadros que, incluso, terminan atemorizando a las familias de día y de noche. A pesar de que este diagnóstico es ampliamente conocido y de existir conciencia acerca de las serias repercusiones que representa la inseguridad en las poblaciones para la calidad de vida de sus habitantes, pareciera que el fenómeno de la inseguridad, en lugar de disminuir, se ha ido intensificando con el transcurso de los años, yendo a contrapelo de las frecuentes promesas que se realizan con motivo de las campañas políticas.
Lamentablemente, esta realidad la han palpado con triste saldo los residentes de la población Mirador del Sol, en el sector El Tepual de Puerto Montt, quienes todavía lamentan el brutal asesinato del que fue víctima el dirigente y emprendedor Gerardo Rojas, muerto en una cobarde encerrona la semana pasada por parte de un grupo de personas, vecinos de barrio, algunos de los cuales ya están privados de libertad por su presunta participación: en prisión preventiva un adulto, y en un centro del Sename, dos menores. Aunque la investigación que lleva adelante la Fiscalía tendrá que determinar la secuencia de hechos, lo que está relativamente claro es que la víctima fatal salió en defensa de un familiar que estaba sufriendo un asalto en la calle, a metros de su casa.
Tanto este crimen como tantas otros delitos que se cometen a diario en las poblaciones, en particular el fenómeno del narcotráfico, debería haber motivado hace rato una actuación enérgica y rápida de parte del Gobierno, el Ministerio Público y las policías. Da la impresión de que el Estado ha retrocedido en amplios sectores residenciales por culpa de grupos organizados a quienes, precisamente, les interesa generar vacíos de poder para ocuparlos con diligencia y tener así carta ancha para cometer sus delitos.