Violencia de género
Erradicar la violencia contra las mujeres debe ser una de las tareas más apremiantes que hay en el país. La mayor permanencia de las familias dentro del hogar, producto de la pandemia, ha agudizado los episodios de violencia de género.
La semana pasada se recordó el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, que busca llamar la atención respecto de los ataques psicológicos y físicos que sufren, muchas veces en sus propios hogares. En el primer semestre de este año, 1.932 mujeres fueron asesinadas en el mundo, lo que representó un aumento de 5% con relación a igual período de 2019.
La Cuarta Encuesta Nacional de Violencia Intrafamiliar Contra la Mujer y Delitos Sexuales, que se realizó en el país a mujeres de entre 15 y 65 años, reveló que este año se han agudizado los ataques físicos y psicológicos contra las mujeres. La pandemia y las cuarentenas, con los llamados que se han hecho para que las familias permanezcan en sus casas, han significado, entre otros problemas, el aumento de los casos de violencia intrafamiliar.
Debido a la crisis sanitaria, muchas mujeres han tenido que convivir en forma permanente con su agresor y se les ha hecho más difícil concretar una denuncia. De ahí que las autoridades han remarcado la importancia de realizar las denuncias.
Pese a las insistentes campañas que se han desarrollado durante los últimos años, los ataques a mujeres por parte de sus maridos, parejas, convivientes o pololos no han cesado, incluso hasta llegar al femicidio, que es la forma más extrema de violencia y una muestra de que en algunos sectores de la sociedad todavía se cree que los hombres tienen derecho a controlar la vida de las mujeres. Estos hechos tan terribles suelen expresarse primero como una agresión psicológica, para luego dar paso a los golpes y, en casos extremos, para terminar con una vida. El año pasado hubo 46 casos de femicidios consumados y se tramitan miles de casos por violencia de género en los tribunales.
Es lamentable que la sociedad no haya sido capaz todavía de mitigar o erradicar conductas tan dolorosas y terribles, como es la violencia, aunque se percibe que hoy las mujeres identifican con más claridad lo que son aquellos ataques en el hogar, en el trabajo, en la escuela o en la calle y se atreven a denunciarlos. Esas conductas ya no se consideran "normales", como lamentablemente ocurría hace unas décadas, lo que revela que hay un lento, pero absolutamente necesario cambio cultural.