Correo
Librerías de Puerto Montt
Después de cuatro meses de cuarentena nos dimos cuenta que muchas cosas son valiosas, como el hecho de poder deambular libremente por las calles, reactivar el comercio local, volver a nuestros lugares de trabajo o reunirnos, de forma prudente, con nuestros amigos y seres queridos. Hemos vuelto a valorar los bienes materiales, inmateriales y espirituales de nuestra comunidad, quizás con mayor simpleza y responsabilidad.
Dentro de los bienes materiales, podemos destacar la industria del salmón, turismo y comercio local, mas ¿quién se ha detenido a pensar en el rol que cumplen las libreras en nuestra ciudad?; ¿qué significan para nuestra comunidad?
A mi juicio, valorar a la librería, como entidad, es considerarla más que un bien material, porque claramente nos abre una puerta a los bienes inmateriales y espirituales, como el acceso al conocimiento, la cultura, el silencio, los grandes personajes de la humanidad, las luces y sombras del animal racional. No cabe duda que al considerarla como un bien material e inmaterial en nuestra comunidad, no podemos obviar que las librerías también se han visto golpeadas por el confinamiento y la crisis sanitaria.
En síntesis, considero relevante no dejar morir a nuestras librerías u observar como van en caída libre al espacio vital y cultural de los libros; es tiempo de comprometernos con estos lugares que resguardan a la lectura, uno de los tesoros más valiosos de la humanidad.
Juan Carlos Alvial
Gravedad del covid-19
Es probable que muchos podrán criticarme como exagerado por la apreciación que tengo de la sociedad chilena y local, ante el desastre social, sanitario, mental, económico y político que nos está dejando esta pandemia. No se puede entender, cuando indicadores epidemiológicos son malos, y claramente no hemos salido de este flagelo, que estamos retrocediendo en esta lucha en muchas ciudades y regiones.
Todavía seguimos contagiándonos y muriendo, reconociendo que nuestro sistema sanitario está al límite y lo que es peor, los funcionarios de la salud, al borde del colapso, agotados física y mentalmente. No se puede entender que los chilenos sigamos saliendo y haciendo nuestras vida casi normal, a lo más con mascarillas de mala calidad, ineficientes muchas de ellas y mal colocadas. Da la sensación que actividades políticas (plebiscito y elecciones), culturales y religiosas (Navidad y Año Nuevo), eclipse incluido, permiten blanquear la gravedad de este desastre y son eventos en los cuales no se trasmite el virus.
Esta catarsis que me permito hacer nace por un relato reciente que me hizo con mucha pena una osornina que asistió a una reunión de conocidos, contagiándose su familia completa, quedando su marido con secuela pulmonar y dificultad para caminar, su madre puertomontina falleció, pero antes contagió a su otra familia en Puerto Montt, propagándola a muchos en esa ciudad. No pudo estar con su madre en la agonía, pero sí el dolor de enterrarla en forma fría y sin el acompañamiento familiar y amigos necesario para mitigar su pesar.
Quizás podamos estar viendo la luz del túnel mediante las vacunas anunciadas. En seis meses más podremos tener al 70 por ciento de los chilenos vacunados, pero eso es sólo el comienzo. Claro que estamos todos cansados, irritados, agobiados, frustrados, etc., pero no podemos seguir permitiéndonos bajar la guardia y mirar para el lado. La realidad verdadera es que estamos en medio de la pandemia, a no olvidarnos.
Daniel Lilayú Vivanco
Desarrollo humano en Chile
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) acaba de publicar el 30° Informe Global de Desarrollo Humano 2020, donde Chile mantiene el primer lugar en Latinoamérica y el Caribe y 43° entre 190 países. ¿Por qué, entonces, el gobierno de turno y algunos políticos insisten en experimentar en nuestro país con más estatismo, menos libertad y más socialismo?
Menos Estado, menos impuestos, más riqueza en tu bolsillo y bienestar para tu familia.
Lionel Álvarez Westermayer
Clases online y tareas
Lo que yo quiero comentar es que las clases online fueron una excelente idea, pero hay algunas cosas en las que no pensaron; por ejemplo, que no todos los estudiantes del establecimiento tienen acceso a un computador y a internet. Aparte de esto, yo creo que están mandando muchas tareas, ya que si uno no alcanza a hacer una guía se atrasa con todas.
También hay niños y niñas que no tienen tiempo para hacer tareas porque sus papás trabajan y ellos se encargan de hacer la comida para sus hermanas, también los ayudan con sus tareas y aparte tienen que hacer aseo en la casa. Esta es mi petición, que no manden tanta tarea y que nos den más plazo para entregar las guías.
Francisco Flores, alumno del Instituto Técnico Forjadores de Alerce