Planificación y endeudamiento
La crisis económica derivada del estallido y de la pandemia obliga a asumir cada vez con mayor responsabilidad las posibilidades del consumo. Aunque la morosidad ha bajado este año, permanecen todavía muchas familias con un elevado endeudamiento.
Tradicionalmente, en este período previo a las fiestas de Navidad y Año Nuevo aumenta el endeudamiento de las familias que buscan recursos para financiar las celebraciones o para salir de vacaciones. Para ello, las personas tratan de obtener dinero, ya sea girando algunos ahorros -si es que los hay-, o recurriendo a los créditos de consumo o a los avances que obtienen en financieras y multitiendas.
De no haber una adecuada planificación de la deuda, se podría afectar seriamente el presupuesto de los hogares. Hay que considerar que el estallido social de 2019, seguido de la pandemia de covid-19 en este año, han acentuado el desempleo, a la vez que la economía ha sufrido un fuerte retroceso y se estima que el proceso de recuperación será lento. En consecuencia, lo más importante por estos días es mantener la prudencia financiera.
Afortunadamente, la morosidad bajó un 11,6% durante el trimestre julio-septiembre de este año, según ha señalado un estudio dado a conocer la semana pasada por la Universidad San Sebastián. Esta cifra equivale a 574.643 personas que salen del registro de deudas impagas, tal vez debido a factores como el primer retiro del 10% de los fondos de pensiones y las postergaciones de compromisos vencidos con instituciones financieras, pactadas por las autoridades.
Desde hace tiempo se ha generado en Chile un debate acerca del sobreendeudamiento de las personas, considerando que se toman decisiones apresuradas que desembocan en trastornos económicos, financieros y dramas familiares. Las opciones para acceder a fuentes de financiamiento son muchas.
Pero si bien hay muchas personas sobreendeudadas, también hay un segmento importante que ahorra con rigurosidad para tener cómo enfrentar alguna emergencia o para protegerse ante casos de dificultades económicas. Es cierto que el acceso al financiamiento ha permitido que las personas aumenten sus niveles de consumo y modifiquen sus condiciones de vida, pero ha repercutido en un incremento del endeudamiento. No se trata de renunciar a un sistema que ha permitido a las familias acceder a nuevos bienes, tecnologías y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, es importante asumirlo con responsabilidad.