Holanda evalúa entregar pases VIP a discotecas y museos a quienes se vacunen
PAÍSES BAJOS Debate se centra en si entregar recompensas para obligar a la inoculación podría ser visto como una medida coercitiva que podría favorecer las teorías conspirativas. Beneficios serían también para conciertos y el fútbol.
El 71% de los holandeses opinaron en una encuesta que se les debería recompensar con un salvoconducto especial cuando reciban la vacuna del covid-19, otorgándoles más libertad para moverse en lugares públicos que a los que rechacen el fármaco, pero en La Haya temen que esto se transforme en una "presión implícita".
La Universidad Tecnológica de Delft y el Instituto de Salud Pública de Países Bajos (RIVM), encuestaron a 1.640 personas -representativos en edad, género y nivel educacional- para elegir entre nueve posibles políticas destinadas a aumentar la cobertura de la vacuna contra el coronavirus, con opciones como la imposición de restricciones a quienes rechacen vacunarse, o la recompensa a los vacunados.
Aunque se trata de una problemática de salud pública que exige que un Estado, como Países Bajos, vacune al menos al 70% de sus ciudadanos para controlar la pandemia, recibir una inyección contra el covid-19 seguirá siendo voluntario porque es complicado, legalmente, obligar a alguien a vacunarse si desconfía, influenciado por teorías de la conspiración.
Sin embargo, el 71% de los holandeses dijo que se vacunaría a cambio de un certificado que le de permiso para reunirse en grandes grupos -con otros vacunados -sin mantener la distancia social de metro y medio, como en conciertos, festivales y partidos de fútbol.
El 73%, además, señaló que está a favor de que las personas que reciban la inyección tengan otra variante de salvoconducto que les de acceso a tiendas, residencias de ancianos y transporte público cuando haya un brote de coronavirus en la zona donde viven.
Esto supondría en la práctica que, de haber un brote de covid-19 en La Haya, por ejemplo, discotecas, bares y restaurantes de la ciudad continuarían abiertos sólo para aquellos que tengan el comprobante de vacunación, rechazando a las personas que no lo tengan, sea porque aún no les haya llegado el turno, o porque se nieguen a ello.
Repartir certificados sería justo y posible sólo cuando todos los ciudadanos hayan tenido la oportunidad de vacunarse, razón por la que el 64% de los encuestados señaló que el Gobierno debería tratar de convencer a la mayor cantidad posible de personas para que se vacunen. Esto, en contraposición al 13% que no ve con buenos ojos una campaña que haga presión.
Los defensores de la introducción de un comprobante de vacunación lo perciben como una "recompensa" por su comportamiento social y la responsabilidad que, por otro lado, también brinda a sectores económicos como la hotelería la oportunidad de permanecer abiertos en un ambiente seguro, al tiempo que se protege la libertad de quienes no quieran vacunarse debido a sus convicciones.
Economía
No todos los que se oponen a la idea de las recompensas lo hacen porque no se vacunarán: un porcentaje importante está preocupado por su privacidad, la susceptibilidad al fraude y la viabilidad legal de un certificado de este tipo, señaló a la cadena de televisión holandesa NOS, Niek Mouter, investigador de Delft y uno de los autores del estudio.
"Los holandeses prefieren ser incentivados y recompensados, que obligados y castigados por no vacunarse", agregó el académico sobre la investigación que concluyó que más de la mitad de los ciudadanos estarían en contra de la vacunación obligatoria, mismo porcentaje que negaría a los no vacunados el ingreso a áreas de los hospitales que alojan a personas graves.
Mouter destacó además que sólo los convencidos antivacunas están contra la introducción del certificado, mientras la mitad de quienes aún dudan sobre si inocularse están a favor del salvoconducto, ya que eligen una opción "aplicable sólo a su persona" y que, aunque acaben sufriendo efectos secundarios del fármaco, dijeron entender que "es importante que la economía siga funcionando".
El ministro de Salud, Hugo de Jonge, aclaró que no planea convertir la vacunación en una obligación, ya que "no queremos que se convierta en una presión implícita o, incluso, una forma de coerción", lo que, según él, podría elevar el número de antivacunas.
73% apoya salvoconducto especial para que los inoculados puedan movilizarse e ir a locales comerciales incluso en rebrotes del virus.
13% contra campaña del Gobierno para vacunarse contra el coronavirus, ya que lo interpreta como una medida de presión.