Transformación de la matriz energética
Chile se ha convertido en líder mundial de las Energías Renovables No Convencionales, en una estrategia apoyada e impulsada por las autoridades. La transición energética que lleva adelante Chile permitirá una mayor protección de las condiciones medioambientales del territorio.
La comunidad ha puesto objeciones al desarrollo de las centrales termoeléctricas a carbón, por ser muy contaminante. Por ello, desde diciembre de 2019 hasta hoy se ha adelantado la fecha de cierre de ocho centrales a carbón en zonas altamente industrializadas. Para 2024 se espera que ese número llegue a 11, las que representan el 31% de la capacidad de generación a carbón del país.
Se dice con frecuencia que las Energías Renovables No Convencionales (Ernc) son las energías del futuro y Chile no está ajeno a esta tendencia. Las autoridades las han apoyado y estimulado en las últimas décadas, mientras tienen el respaldo de la ciudadanía, que ve en ellas la solución limpia al abastecimiento. Se prevé que las Ernc que prosperarán en Chile serán la solar y la eólica, tecnologías que generan en la medida que dispongan del recurso renovable: sol y viento.
La energía es vital para que la economía y el país crezcan. Cuando las empresas programan su desarrollo para los años siguientes, requieren de electricidad, de la misma manera que los hogares consumen más. Hace unos días, Bloomberg New Energy Finance publicó el reporte Climatescope 2020, con el ranking de países más atractivos para la inversión en energías limpias. Consideró 108 naciones emergentes, además de 29 países desarrollados. En el estudio, Chile lideró el ranking, al ser calificado como el mejor para invertir en energías renovables. El país actualmente cuenta con una inversión en construcción y desarrollo de energías limpias por casi 30 mil millones de dólares, demostrando la robustez del sector energético y del marco regulatorio que lo acompaña.
Desde hace años se trabaja para que las Ernc alcancen una mayor participación en la matriz eléctrica nacional. El requerimiento de energía va en constante crecimiento y las distintas fuentes deberán hacerse cargo de entregar la electricidad que dejarán de producir las plantas termoeléctricas a carbón. El sector energético ha planeado en los últimos años sus estrategias y hojas de ruta de forma colaborativa y participativa, acelerando así una transición hacia una matriz más eficiente, económica y limpia, capaz de sostener el desarrollo del país y, a la vez, reducir su impacto sobre su entorno y el clima.