Desarrollo humano en Chile y el mundo
El Pnud ha evidenciado los avances del país, pero también repara en las materias pendientes que se deben atender. La desigualdad es quizás la principal brecha detectada por el informe mundial en su capítulo correspondiente a Chile.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), en su último Informe de Desarrollo Humano Mundial, ha situado a Chile como el país con mejor nivel de vida en Latinoamérica y el Caribe. Establece que el Índice de Desarrollo Humano para Chile en 2019 fue de 0,851 (en escala de 0 a 1), mejorando con respecto a 2018, cuando alcanzó 0,847, por lo que queda ubicado como el mejor del continente y en el lugar 43 del ranking de calificación mundial, entre 189 naciones.
Este índice se calcula a partir de un conjunto de indicadores que considera, entre otros, la alfabetización, la escolaridad, la esperanza de vida al nacer, los accesos a la salud y el ingreso por habitante. Revela que en las últimas tres décadas, el desarrollo humano del país muestra un alza constante en diversos indicadores.
Esta trayectoria da cuenta que Chile ha tenido la capacidad de avanzar sostenidamente en su bienestar y ha acumulado capacidades sobre la base de una combinación equilibrada de crecimiento y políticas públicas a largo plazo. Con esta nota, el país se mantiene en la categoría de naciones de desarrollo humano "muy alto" a nivel mundial, en un indicador que encabezan Noruega, Irlanda y Suiza.
Estas son buenas noticias si se considera que representa un mejoramiento en el largo plazo y que hay una acumulación de capacidades básicas de desarrollo de las personas. Pero el Pnud también da a conocer los reparos que halló en Chile y que han atentado contra un mayor desarrollo humano, como la desigualdad en los ingresos de las personas, con una amplia brecha entre los segmentos que ganan más y los que ganan menos, y la desigualdad de género, en especial la diferencia de remuneraciones.
No obstante la ubicación de Chile, no debe dar pie a la conformidad, sino que ser un aliciente. Se confirma que en las últimas décadas el país ha dado un salto importante en el acceso a la educación, pero resulta evidente que enfrenta nuevos desafíos, ya no en el acceso a la enseñanza, sino pasar a la siguiente etapa, para mejorar la calidad y la equidad de la educación que reciben los estudiantes. Es lo que ha quedado en evidencia desde octubre dd 2019 en adelante y que debe ser atendido con premura.