Pirotecnia en las poblaciones
Las instituciones estatales debiesen tomarse en serio el temor que generan los fuegos artificiales en los barrios de Puerto Montt. Es deber del Estado reaccionar a lo que está pasando en los barrios de la capital regional, donde el uso de fuegos artificiales se ha intensificado.
Tal como ha venido sucediendo desde hace varias semanas en Puerto Montt, así como en varias otras ciudades del país, la noche de Año Nuevo y madrugada del viernes 1 de enero, los fuegos artificiales prácticamente se tomaron las villas y poblaciones de la capital regional, en una nueva muestra del evidente fracaso del cumplimiento de una normativa vigente en el país, que prohíbe el uso de pirotecnia para fines particulares, y del inquietante vacío de poder que deja traslucir este fenómeno. Los dirigentes vecinales consultados por este diario han advertido que el uso creciente de la pirotecnia en los barrios va de la mano de una progresiva sensación de inseguridad, merced tanto al almacenaje indebido de fuegos artificiales en residencias particulares (ya notificado por Bomberos), como al perfil de quienes poseen y lanzan fuegos artificiales, debido a los vínculos que hay con el aumento del narcotráfico.
Este fenómeno debiera ser atendido con suficiente diligencia por parte de las autoridades. Lo ocurrido en la noche de Año Nuevo fue muestra fehaciente de la facilidad con la que se están comercializando los elementos pirotécnicos en el país, lo que se explica en una abierta contravención a las normas que hay sobre su internación en el territorio nacional y a las del ejercicio regulado del comercio. De manera insólita, los fuegos artificiales están entrando generosamente al país sin que ninguna de las instituciones del Estado haya sido capaz de frenar, hasta ahora, una importación que claramente se ha convertido en una industria de altos márgenes de ganancia.
Se requiere de un rol más activo de cada uno de los organismos del Estado que directa o indirectamente tienen alguna relación con este fenómeno. Ya es hora de que Aduanas, Carabineros, la PDI, el Ministerio Público y el Gobierno, a través de la Subsecretaría de Prevención del Delito, más allá de proyectos de ley anunciados y que por lo mismo son de largo aliento, generen un trabajo integral, rápido y eficiente en los barrios de Puerto Montt, donde determinados grupos están desafiando abiertamente a la autoridad.