"La epidemia está intensa, hay muchos infectados y el riesgo de contagio es alto"
La científica explica por qué no comparte el concepto de segunda ola de covid-19, pero sí habla de tormenta, aborda la aparición de las nuevas variantes, el impacto de las vacunas y de los permisos vacacionales.
Han estado anunciándose (y aplicándose) en nuestro país algunas de las vacunas contra el coronavirus, lo que podría considerarse una suerte de alivio. Pero también han llegado las nuevas cepas del virus, como la británica, que se supone es más contagiosa, y los indicadores de las dos primeras semanas del 2021 son todos motivo de preocupación.
Tras las fiestas de fin de año, la propagación de la enfermedad está en una situación delicada, y en aumento. En el norte se concentra el mayor aumento de casos, pero los mayores niveles de carga de enfermedad están en las regiones del sur. Los casos nuevos aumentan dramáticamente y todos los números crecen de manera acelerada: nuevos infectados, contagios diarios, pacientes hospitalizados, muertes. Esta semana, el Presidente Piñera y su esposa comenzaron una cuarentena preventiva, por haber sido contactos estrechos de una persona que trabaja en su casa, lo que obligó a suspender la primera visita oficial del Presidente de Argentina a Chile.
¿Es la tan temida segunda ola?, ¿influyen las nuevas cepas?, ¿servirán las vacunas?, ¿qué hacer con las vacaciones?
La doctora Vivian Luchsinger, académica del Programa de Virología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, quien prefiere no hablar de "olas" ni de "cepas", aclara estos puntos y hace un llamado a mantener las medidas sanitarias.
-Ya por varios días ha sido constante el aumento en los casos de contagio y muertes. ¿Cuán preocupante es la situación?
-Muy preocupante, porque es un aumento sostenido y este aumento de infectados, en efecto, implica incremento de los enfermos y esto, a su vez, que aumenten los muertos. Además, cada infectado va a infectar al menos a otra persona, de acuerdo al índice Ro, y así seguirá aumentando el número de infectados y todas sus consecuencias. La capacidad hospitalaria está al borde, y en algunas zonas ya se ha sobrepasado, con un personal de salud extenuado por tantos meses de trabajo intenso. Y, aún peor, la población se ha relajado y cansado, por lo que siguen realizando actividades de riesgo e infectándose. Por todo lo señalado es que esta situación es crítica.
-¿Se podría llegar a cifras como las alcanzadas en el invierno?
-Sí, y aún más, se podrían sobrepasar.
-¿En qué medida pudo influir en esta alza las fiestas de fin de año y flexibilizar las reuniones?
-Es un factor que influyó, sin duda, porque en estas fiestas se realizaron numerosas reuniones sociales, con gente externa al grupo que convive en el hogar y en estas reuniones se consumen alimentos y líquidos, por lo que las personas no usan mascarillas y no se mantiene el distanciamiento físico. Se ha demostrado que en el mayor porcentaje de infectados, el origen de la infección es en el hogar, en reuniones familiares. A todo esto se suma una sensación de confianza al reunirse con gente conocida, pero es una falsa confianza porque esas personas pueden estar infectadas, transmitiendo el virus e infectar a otros.
-¿Responde a una segunda ola de contagios como la que habría en el hemisferio norte?
-No comparto el concepto de olas, porque hemos estado en medio de una tormenta desde que se inició la epidemia, no hemos salido de ella. Entonces, sí puede hablarse de un oleaje de mayor o menor intensidad, pero hemos estado en medio de olas todo este tiempo y seguimos así.
-Hablando de olas, irse de
"Evitar el contacto entre las personas es lo más efectivo. Sólo realizar desplazamientos esenciales manteniendo las medidas enunciadas antes, como la distancia, mascarillas,
lavados de manos".