El aspecto social y el apoyo a quienes más lo necesitan han sido una de las características que han marcado la vida de Edith Arteaga, quien desde junio de 1977 pertenece al Club de Leones Puerto Montt.
Primero, según cuenta, ingresó su esposo, José Ruiz y al día siguiente entró ella al Comité de Damas de la institución. Hoy, sin embargo, y tras el fallecimiento de su marido "soy león del club".
-En la institución se caracterizan por realizar variadas obras de carácter social...
-Mucho y en lo personal es algo que me agrada. Por lo demás, mi marido siempre fue muy de ayudar a la gente. Yo diría que fue un poco filántropo, ya que fue siempre muy solidario con su personal y con la gente que lo necesitaba. La verdad es que después que quedé viuda pensé en retirarme del club, pero no fue posible porque no me dejaron irme. Primero el club estaba conformado por varones y existía el club de damas en el que seguí tras el fallecimiento de mi esposo, pero después me pidieron que entrara al club, así que soy león desde hace cinco a seis años.
-¿Ha visto interés de parte de las nuevas generaciones por participar de este tipo de instituciones?
-Se ve como bien negativas a las nuevas generaciones. No están muy dentro de la generosidad, sino que más bien siento que hay mucho personalismo, que no les gusta mucho el sacrificio…
En tiempos de pandemia es importante mantener estas instituciones…
-Así es y hay mucha gente que necesita mucho. Sucede que la gente de nuestro club y de la mayoría de los que existen en el mundo están compuesto por personas que están envejeciendo, entonces, necesitamos de gente joven, pero no se motivan por ser generosos y por sacrificarse. Sin embargo, felizmente, tenemos un club de jóvenes (Club Leo) y ese es el que nos apoya en estos momentos de pandemia y nos ayuda a realizar obras sociales. También tenemos una asesora del Club Leo, Alejandra Villarroel, que puede salir y los respalda en su trabajo.
-Por lo que han observado en este tiempo, ¿cuáles son las mayores necesidades que advierten?
-Hay muchas necesidades en los niños, ancianos y en gente que, por ejemplo, no tiene trabajo y necesitan de apoyo. Y por eso nosotros estamos aportando económicamente lo que se pueda y con eso estamos cubriendo los gastos que necesitan para realizar la ayuda social.
-Un ayuda que es muy importante en estos momentos…
-Vamos a estar siempre para ayudar. Nosotros organizábamos beneficios, como institución, para juntar fondos y poder ayudar, pero ello no se puede realizar en estos momentos y eso nos tiene complicados, pero estamos tratando de salir adelante con los aportes voluntarios de cada socio. Unos pueden un poco más que otros, pero todos estamos tratando de aportar algo.
Comercio
-¿Usted también se desarrolló en el comercio?
-Así es, estuve en el comercio. Estuve vinculada a la gastronomía en los tiempos en los que se trabajaba mucho. Yo tuve el Status, que estaba ubicado en el subsuelo de la Galería Benavente. También tuve un local en Santiago, en Providencia.
-Del sector gastronómico...
-Sí y creo que yo fui la primera que llevó el curanto a Santiago. Mi local se llamó el Status del Sur y llevaba los productos desde Puerto Montt, ya que soy una convencida de que los productos del mar, de esta zona, de Puerto Montt y de Chiloé son los mejores. Tienen un sabor distinto. Yo trabajé mucho, en realidad.
-¿Cómo fue la experiencia de tener un local?
-Muy buena. Yo fui apoyada por el periodista Raúl Palma Vera, quien era periodista y locutor de radio Minería. Y el me respaldó mucho en su programa "Qué lindo es Chile".
-¿Cómo fue la recepción que tuvo el curanto en la capital?
-Buena, en el poco tiempo que estuve atendimos a mucha gente, incluidas algunas personalidades de distinto ámbito.
-¿Llegaban buscando el curanto?
-Así es, porque lo preparaba a mi estilo, como se hace en Puerto Montt... Entre otras cosas, en mi local de Puerto Montt, fui la primera que comenzó a preparar almuerzos familiares, de casa. Y en eso tuve mucho éxito y la gente, a veces, hacía fila para ingresar o me reservaban hora. Los almuerzos eran de lunes a viernes, mientras que los fines de semana preparábamos empanadas de horno, con las que tuvimos bastante éxito. En forma casera y siempre pensando que si nosotros queríamos comer algo bueno, teníamos que entregar algo bueno.
-El sector gastronómico también ha sido golpeado por la pandemia: ¿cómo analiza usted este escenario?
-Tristemente veo que muchos no podrán seguir porque la hotelería y la gastronomía dependen de las personas, de los clientes. Y esto tiene para largo, no creo que de esto sea tan fácil recuperarse. Podrá seguir quien pueda reinventarse de alguna manera.
-¿Qué le parece Puerto Montt en la actualidad?
-Me quedo con mi Puerto Montt antiguo, ya que ha llegado mucha gente que tiene otra visión de las cosas. Antes, recuerdo, nos conocíamos todos. Pero hoy lo veo más impersonal.
edith arteaga critica el poco interés que despierta en las nuevas generaciones el ayudar a los demás.
"En el poco tiempo que estuve (en Santiago) atendimos a mucha gente"
"Me quedo con mi Puerto Montt antiguo, ya que ha llegado mucha gente que tiene otra visión de las cosas"