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pasado, y a medida que transcurrían los meses desde la llegada de la enfermedad, se comenzaron a evidenciar algunas situaciones que encendieron la alerta de estas instituciones.
En la mesa están preocupados por algunas estadísticas que apuntan a los efectos que pudiese tener una nueva temporada de confinamiento.
En esta instancia analizan, como datos preocupantes, el que durante el año pasado el 50% de los estudiantes de esta zona sufrió cuadros de angustia y trastornos del sueño, de acuerdo a datos que maneja el Instituto Nacional de la Juventud (Injuv).
Otro foco de atención es que entre las temáticas abordadas en las atenciones realizadas por los planteles de la zona a sus estudiantes, y que estuvieron ligadas a la contingencia, se encuentran la violencia intrafamiliar, el riesgo suicida, problemas maritales, violencia en el pololeo, depresión, ansiedad, problemas familiares, atención en crisis, crisis de pánico y consumo de sustancias.
De ahí que coloquen de manifiesto la importancia que tiene el apoyo que cada casa de estudios superiores le ha brindado a sus alumnos a través de distintos mecanismos, como mediante las unidades psicológicas de las direcciones de asuntos estudiantiles y los centros de atención psicológica.
Y es que en esta mesa asumen que la contingencia producida por el coronavirus generó cambios drásticos en la vida de las personas, aumentando la incertidumbre y el dolor.
Junto con ello, sostienen que el confinamiento modificó la forma de funcionar y de vivir, por lo que advierten que es necesario que exista preocupación por los cuadros de ansiedad y de malestar que pudiesen presentar algunos miembros de una determinada comunidad educativa y que, de no ser abordados a tiempo, podrían interferir en el bienestar psicológico.
Por lo mismo, sostienen, que es relevante que, en beneficio de la salud mental de esta población, se estén articulando nuevos apoyos y nuevas redes.
De hecho, el psicólogo Sergio Maureira, magíster en Psicología Clínica de la Unidad de Salud Mental de Universidad Austral de Chile, sede Puerto Montt, e integrante de la mesa, sostiene que entre los temas que han sido tratados por la Unidad de Salud Mental, dependiente de Bienestar Estudiantil, se encuentran "cuadros de ansiedad, trastornos del sueño y del ánimo, principalmente, crisis de pánico, depresión leve a moderada y trastornos adaptativos a propósito de la pandemia, así como insomnio, violencia y angustia muy intensa, acompañados muchas veces de ideación suicida con conductas autodestructivas como autolesiones o ingesta de sustancias".
Frente a esta situación, Evelin Pichinao, coordinadora del Centro de Atención Psicológica UST, sede Puerto Montt, complementa y explica que se hace necesario implementar políticas públicas destinadas a la salud mental, ya que las personas no cuentan con derechos básicos y la cobertura en la atención es insuficiente.
"Los sistemas de salud no dan abasto. No hay horas oportunas y las atenciones con psiquiatras son inaccesibles, sobre todo cuando pensamos en el valor de una consulta privada ( $50.000 aproximadamente)", remarca.
Por ello, resalta que el estado de salud mental de la "población chilena es crítica y con la crisis sanitaria todo se
"Los sistemas de salud no dan abasto. No hay horas oportunas y las atenciones con psiquiatras son inaccesibles".
Evelin Pichinao,, coordinadora del Centro de Atención Psicológica UST
"Ha sido todo un proceso que está comprobado que causa estrés, ansiedad, que es lo que más se visualiza en este tiempo"
Eduardo Vicuña, coordinador del programa Escuchar y Hablar Te Ayuda, de la ULagos