Comienzo de la vacunación
La mejor respuesta a las irracionalidades antivacuna ha venido de los adultos mayores, que en masa acudieron a recibir su dosis. La partida de la vacunación a los adultos mayores demuestra la importancia de la articulación entre los distintos actores del Estado.
Acasi once meses de instalada la pandemia en el país, con el consiguiente reguero de lamentables muertes y una crisis económica galopante, lo ocurrido ayer ha resultado gratificante. Los adultos mayores, tan golpeados con míseras jubilaciones y despreciados por generaciones más jóvenes, han dado una lección de civismo, responsabilidad y compromiso al acudir a los distintos centros distribuidos en el territorio nacional para recibir la vacuna contra el covid-19, en lo que es el inicio de un largo camino para alejar los fantasmas de un virus que ha puesto en jaque a la humanidad. Contrariamente a los afiebrados discursos antivacuna que han pululado en el último tiempo sin ninguna huella de evidencia científica, la tercera edad ha comprendido a cabalidad la importancia de recibir la dosis indicada por la autoridad sanitaria, con el convencimiento de que están construyendo, colaborativamente, un muro que los protegerá a ellos, a sus seres queridos y a toda la sociedad.
Así como es digna de aplaudir la actitud de los adultos mayores (cuánto hay que aprender de ellos para construir el Chile del futuro), hay que reconocer también un logro impensado para el país hasta hace algunos meses: garantizar la llegada de la vacunas e inicio de la inoculación a menos de un año del primer caso de covid-19, antes que muchas otras naciones igual de afectadas, y que, paralelamente, los representantes del Poder Ejecutivo y los municipios haya podido articularse en corto tiempo para poner en marcha un proceso inédito. El operativo puesto en pie rápidamente en Puerto Montt, Puerto Varas y cada una de las comunas de la región ha estado a la altura de las exigencias, y aunque probablemente se han presentado y se seguirán presentando problemas a lo largo del país, al menos las señales que se han visto hasta ahora dan cuenta de un programa que está cumpliendo con sus objetivos.
Después de meses de pesimismo, extensas cuarentenas y desempleo en constante alza, las escenas registradas ayer, con adultos mayores que con esfuerzo llegaron a sus sitios de vacunación, constituyen un bálsamo y el atisbo de una luz al final del túnel.