Ewaldo Hohmann: pasión por un periodismo honesto y de servicio
Periodista puertomontino
Bajo su dirección, me inicié en el Periodismo en este matutino, hace unos cuantos decenios. Y en su memoria y en su honor, hoy recuerdo con nostalgia la entrevista que le hice cuando él enteró 50 años dirigiendo El Llanquihue. Aquí:
Medio siglo en los 136 años de existencia del Diario El Llanquihue, cumplidos el 12 de este mes, tiene la impronta periodística de quien fuera su director durante 50 años: Ewaldo Hohmann Jünemann, fallecido el 6 de noviembre de 1980. Delicada responsabilidad que abrazó siendo un soñador jovencito que se había recibido de contador, pero con vocación de periodista. Lo que ya había precozmente corroborado en su breve paso por la prensa penquista.
Llegó a Puerto Montt, para encargarse de la dirección de este rotativo el 1 de octubre de 1929. Alta misión que desempeñó admirablemente hasta que jubiló en 1980.
Su ponderada y comprometida conducción del matutino con las aspiraciones de superación de la comunidad y el más honesto y respetuoso proceso de la noticia y sus protagonistas, le valió ser distinguido en 1967 con el "Premio Nacional de Periodismo", en la especialidad de Crónica, por el Colegio de Periodistas de Chile.
Un maestro ejemplar
De trato amable y respetuoso, sereno y firme carácter, abierto al diálogo, ecuánime, Hohmann formó eficientes y entusiastas equipos de reporteros, con un dinámico apoyo de la gente de todas las secciones del rotativo de calle Varas.
Mientras que su comentario semanal "La Batalla por el Progreso" hizo escuela, remeció conciencias, rescató de la inercia, revitalizó adormecidos planes, impulsó a la concreción de los proyectos, veló por la integridad del patrimonio y abogó por el desarrollo en todas las áreas, especialmente de la cultura y la educación.
Eran temas en los cuales siempre estuvo bien documentado y de primera fuente, pues contó con el privilegio de compartir el mando del El Llanquihue con su participación en otras entidades como la Municipalidad, el Centro para el Progreso Regional, la Sociedad Musical y el Rotary Club.
Un piano para relajarse
Sin embargo, también el arte musical bullía, inquietante, -especialmente su arraigada afición al piano-, en el espíritu del periodista Ewaldo Hohmann, que le servía, al mismo tiempo, como reconfortante recreación y descanso.
Como lo describiera al periodista suscrito, a quien en sus comienzos, cuando el director ya jubilaba, este le concedió una entrevista, en primicia, que en esa oportunidad titulé "Una pluma para combatir, un piano para relajarse", en referencia al longevo maestro de la prensa, cuya debilidad eran los cigarrillos Kent y la colaboración hogareña en el picado de leña.
Servicio a la comunidad
Allí, en cordial diálogo, el avezado y señero veterano de grandes cruzadas periodísticas, enfatizó con fervor su honda vocación al servicio a la comunidad a través del periodismo. De enarbolar siempre un comportamiento ético, honesto y responsable en el ejercicio de una profesión que exige mucho temple, pasión, espíritu de sacrificio, disciplina, paciencia y perseverancia.
Mientras que también revelaba su gran cariño por la música, sobre todo hacia el piano. Al punto que una vez compartió una velada en la Casa Pauly ni más ni menos que con el eximio pianista nacional Claudio Arrau.
Claro que él, desde las teclas de su máquina de escribir, calificándolo como "un portento capaz de extasiar el alma". Y el talento artístico de Hohmann se tradujo también en la composición de sorprendentes obras como la letra y música del Himno Oficial de Puerto Montt.
Siguiendo su ejemplo
Una década después -¡Oh sorpresas que depara la Divina Providencia!- a este mismo entrevistador le correspondería asumir la noble misión de dirigir El Llanquihue, iluminado por los sabios consejos y honesta forma de hacer periodismo, que una tarde de invierno -en aquella inolvidable conversación- el sabio maestro de maestros del periodismo sureño, generosa y cordialmente, obsequió. Y bajo esa inspiración, tratar de estar a la altura de esa de lección de consagración profesional a un Periodismo íntegro y humanitario. Un legado que, por lo demás, no cesa de multiplicarse en nuevos profesionales con igual temple, mística y visión que Ewaldo Hohmann Jünenmann. Y desde este mismo bastión, donde él entregó lo mejor de su profesión y compromiso con la vida.
" De enarbolar siempre un comportamiento ético, honesto y responsable en el ejercicio de una profesión que exige mucho temple, pasión, espíritu de sacrificio, disciplina, paciencia y perseverancia".