Deterioro de la salud mental
Un sector particularmente perjudicado por el encierro de la pandemia en el país ha sido el de los adultos mayores. Hay que encontrar la clave para que el distanciamiento físico no signifique alterar también el distanciamiento social de los adultos mayores.
La crisis sanitaria y el aislamiento han obligado a las familias a tener que adaptarse a un nuevo ritmo de vida, donde la dinámica establecida del hogar tuvo que ser modificada por completo. Esto ha cambiado los esquemas de la sociedad y ha afectado también la salud mental. Con la las medidas preventivas, la salud mental de las personas ha empeorado. El encierro, el distanciamiento social, la soledad, dificultades para dormir y sensación constante de agobio son algunos de los factores que han llevado a que hoy un tercio de la población tenga algún tipo de enfermedad mental, como angustia, estrés o depresión. Pero el problema es especialmente preocupante en los adultos mayores.
La encuesta "Salud mental de las personas mayores durante la pandemia" reveló que la falta de autonomía y el deterioro en el estado físico constituyen dos de las principales inquietudes de los mayores sobre 70 años. La encuesta pidió a los adultos mayores enumerar sus inquietudes y, aparte de las dos ya mencionadas, apareció la interrupción de sus salidas a controles médicos.
Los expertos dicen que el aumento de la ansiedad, depresión, estrés y hasta el pesimismo, podrían ser las primeras señales de trastornos de la salud mental, que influyen en la forma de comunicarse y relacionarse con los demás, por lo que consultar a tiempo y reconocer los síntomas es fundamental.
Entre las recomendaciones, el estudio concluyó que uno de los desafíos es definir cómo guardar el distanciamiento físico sin que implique un distanciamiento social para con los adultos mayores. Asimismo, es importante ver cómo protegerlos sin que se afecte su autonomía. Hay que considerar que la pandemia agravó muchas situaciones de vulnerabilidad que comenzaron con el estallido social, que los problemas financieros empeoraron con la crisis sanitaria e impactaron en elementos claves para una buena salud mental, y en particular, en la dignidad de las personas mayores, en la percepción que tenían de ellos mismos y en su autoestima.
La cuarentena y el distanciamiento social no significan eliminar los contactos. Se requiere un diálogo permanente con las personas, aunque sea a distancia, en algunos casos para valorar su rol en la familia, y en otros, para rescatarlas de la soledad.