"La oficina de cualquier autoridad es su mundo, no conocen la calle; nos ven, pero no nos conocen"
PANDEMIA. El líder gremial aborda la inédita cuarentena con "delivery" que se aproxima y dice que no tiene seguridad "de que el acuerdo al que llegamos (con las autoridades de Gobierno) pueda seguir vigente después de un par de semanas".
Por Mauricio Ávila Cárdenas
Froilán Flores calcula que deben ser unas 350 mil personas las que trabajan en las ferias libres de Chile. "Es una industria", dice él, "porque somos microempresarios que trabajamos en una feria, que es una empresa, y que a nivel nacional es una industria". Flores representó al gremio que preside, la Confederación Nacional de Ferias Libres, en una mesa de trabajo urgente que se reunió con las subsecretarias de Prevención de Delito y de Salud Pública, Katherine Martorell y Paula Daza, respectivamente, además de ejecutivos de los mercados Lo Valledor y La Vega, para intentar darle algo de realidad al anuncio de que ya no iban a poder funcionar los fines de semana.
El dirigente dice que un colega lo llamó para decirle que iban a tener que cerrar indefinidamente los fines de semana. "Luego me enteré por la prensa", comenta. "Eso era lo grave. No podíamos permitir que el principal canal de alimentación de Chile, especialmente de los sectores más pobres, no funcionara, porque eso significa la quiebra de la pequeña agricultura familiar campesina. Estamos en plena cosecha del final de los productos del verano y empezando a cosechar los productos de invierno", señala.
Tras la reunión, se anunció que las ferias y centros de abasto no funcionarían este fin de semana, pero que el siguiente, que es Semana Santa, sí estarían operativos.
-¿Cómo salió de la reunión?
-Preocupado, porque no tengo seguridad de que el acuerdo al que llegamos ayer (lunes) pueda seguir vigente después de un par de semanas, si es que la pandemia sigue avanzando. El tema es que la alimentación de los chilenos va en una misma línea con la salud. Si descuidamos la alimentación, descuidamos la salud. Aquí faltan políticas serias. No tenemos una ley de ferias libres que nos dé autonomía y tener reconocimiento oficial, porque todos nos ven, pero no nos conocen. Y estamos al arbitrio de una sola persona, que es el alcalde. He tenido discusiones muy fuertes con todos los alcaldes del país. La actual legislación impide los sindicatos únicos y tenemos una cantidad de organizaciones fantasmas que dan las municipalidades y eso genera todo un conflicto porque somos microempresas y quisiéramos poder gerenciar las ferias libres y entregar un mejor servicio. Tenemos un proyecto de ley en el Congreso hace 17 años y los parlamentarios no han querido legislar, porque eso nos daría la posibilidad de poder trabajar mejor y desarrollar las ferias libres y afianzar un proceso de desarrollo. Pero los alcaldes dijeron que perdían poder, pero somos el principal colchón que recoge la cesantía en Chile.
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¿Cómo tomó la declaración de que iban a poder atender a través del "delivery"?
-Mire, la oficina de cualquier autoridad es su mundo. No conocen la calle. Nos ven, pero no nos conocen. Nosotros estamos desarrollando esa línea de trabajo, no podemos dejarla de lado, pero es muy incipiente. Estamos trabajando con la Universidad de Santiago en la zona poniente de la capital y también con Elige Vivir Sano, para ver las posibilidades de aplicar el delivery. Pero hay varias aristas. Una es la falta de tecnología, de equipos. Segunda, los conocimientos técnicos, que son los básicos, los mínimos, pero hay que tenerlos. Tercera, nuestros clientes muchas veces son viejos como yo, de 70 años, de la tercera edad como le llaman ahora. No tienen los equipos y si los tienen no saben administrarlos. Excepto en las tres comunas doradas, que es otra cosa, pero no hablemos de ellas. Por eso la autoridad se equivocó en ese minuto. Mire, además, un paquete de cilantro que cuesta 500 pesos, ¿a cuánto le va a llegar a las casas? ¿A 800 pesos? ¿Quién va a controlar la calidad del producto? La gente está acostumbrada a elegir los productos. Uno conoce sus caseros, nosotros conocemos a quienes nos compran. Hay un comercio humano en la feria, no así los grandes megamercados que son fríos e impersonales.
-¿Qué porcentaje de los ingresos de las ferias se recauda los fines de semana?
-Es muy significativo el porcentaje… pero no es lo más importante. Lo más importante es la salud de los chilenos. Por eso aceptamos no trabajar, pero solo este fin de semana, porque estamos en el peak de la pandemia. Queríamos hacer un gesto, un hecho de entrega hacia los chilenos para evitar contagios y bajar la pandemia. No podemos hacer más por lo que significa la cadena alimenticia del país.
-¿Cómo le ha impactado el covid-19 a su gremio?
-Nos hemos ido adecuando y me siento orgulloso de ser dirigente de este gremio, que ha sido tan aguerrido, tan grande, tan importante en esta pandemia. Cuando algún colega se ha sentido enfermo o tenido síntomas, responsablemente se ha retirado de la feria. Y toda la familia, porque son empresas familiares. Llegamos a acuerdos con la autoridad para poder transitar durante el toque de queda, nuestra patente nos autoriza para andar en las comunas con cuarentena... Yo le solicité ahora al ministerio de Salud en la reunió de ayer que dediquen un plan de vacunación a la gente que trabaja en las ferias. Mire, nosotros vendemos el 3,5 del PIB. O sea, creo que tenemos cierta importancia. Y el 90% de la pequeña agricultura familiar campesina vende sus productos a través de las ferias libres. El 50% de la pesca artesanal, el 50% de los huevos, y ya vendemos el 30% de los productos de almacén. Llegó un minuto en que los supermercados casi nos habían eliminado ese rubro, esa línea de trabajo… Vendemos el 50% de los productos de aseo, especialmente los de la pequeña y microempresa. Los productos alternativos de aseo que muchas veces son mejores que los de marca.
-¿Cómo está la situación en regiones?
-Es peor. Porque por ejemplo en Llay-Llay no han podido trabajar. El alcalde de Coronel prohibió que los comerciantes de Lota fueran a trabajar allá. Porque él decide. Los alcaldes de la Sexta Región hicieron lo mismo. Por eso hace falta una ley de ferias libres para tener independencia de los alcaldes. No absoluta, porque eso es otra cosa, pero que impida que se tomen medidas de ese tipo inconsultas y arbitrarias. Porque la ley autoriza al alcalde, pero cuando hace uso y abuso de esas facultades y son arbitrarias, habría que entrar a hacer lo mismo que recomendó el obispo de Punta Arenas: no respetar la ley.
"Un paquete de cilantro que cuesta 500 pesos, ¿a cuánto le va a llegar a las casas? ¿A 800 pesos? ¿Quién va a controlar la calidad del producto? La gente está acostumbrada a elegir los productos". "Aceptamos no trabajar, pero solo este fin de semana, porque estamos en el peak de la pandemia. Queríamos hacer un gesto, un hecho de entrega hacia los chilenos para evitar contagios".