Libertad de prensa y democracia
El primer pilar del sistema democrático es la posibilidad de que las ideas circulen libremente, aun a costa del disgusto de las autoridades. La pandemia ha sido una verdadera prueba de fuego para la valía de la información creíble frente a las noticias falsas y teorías conspirativas.
"La información como un bien común". Bajo ese lema se conmemoró el 3 de mayo pasado el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Para que esto sea efectivo, se debe diferenciar entre la información periodística y otros tipos de expresiones que se suelen difundir con inusitada rapidez, como las denominadas "noticias falsas" (fake news), el discurso de odio, el entretenimiento y los datos. Aquella distinción se hace especialmente importante en un período marcado por una pandemia, donde -en los casos más dramáticos- resulta hasta una cuestión de vida o muerte el hecho de contar con contenidos de calidad y verificados.
Esto ha sido especialmente cierto frente a la denominada "desinfodemia" asociada al covid-19, es decir, una mezcla de información errónea y desinformación que se ha extendido por todo el mundo sembrando confusión, discordia y división. La falta de datos fiables a disposición del público ha creado un vacío para los contenidos potencialmente dañinos y las teorías conspirativas engañosas, en su mayoría difundidas en línea a través de modelos de negocios de internet basados en la masividad con que se difunden y en actores diversos que se aprovechan de estos.
Adicionalmente a la compleja coyuntura actual, no puede negarse la importancia que tiene la libertad de prensa como requisito fundamental para la buena salud de una democracia. Por ello, no debe sorprender que precisamente las democracias más sólidas a lo largo y ancho del orbe se caractericen por contar con una prensa robusta y dispuesta a cumplir con su labor fundacional.
Es indudable que la libertad de prensa conlleva también una gran responsabilidad. Se trata de continuar marcando la pauta en una época de cambios acelerados, donde todo parece ocurrir más rápido y, por ende, también olvidarse con inusitada velocidad. En ese ir y venir constante, en un mundo donde los mensajes y la información se desplazan de forma instantánea alrededor del orbe, es fundamental contribuir a desentrañar las claves de aquella sucesión de acontecimientos que cobran su verdadero sentido cuando trascienden y pasan a convertirse en parte de nuestra historia.