Algunas conclusiones que dejaron las elecciones
El proceso eleccionario arrojó varias conclusiones interesantes de analizar. La primera, refiere al 42,5% de participación electoral. Al respecto, y si se considera el plebiscito de octubre del 2020, las elecciones del pasado sábado y domingo evidenciaron un importante descenso del número de votantes, lo cual no era esperable en virtud que la elección de convencionales constituyentes era un producto del proceso de octubre.
En ese contexto, se pensó que los comicios de alcaldes, concejales y gobernadores regionales también servirían para atraer a un determinado número de electores que ampliase la participación. Sin embargo, eso no ocurrió.
Hay distintas explicaciones del fenómeno, desde aquella que responsabiliza a la pandemia hasta aquellas que justifican la abstención a partir de una desconfianza absoluta de la legitimidad del sistema político. No obstante, y para hacer un análisis riguroso, es fundamental postergar las respectivas conclusiones, ya que las consecuencias electorales del estallido social podrán determinarse a plenitud en la próxima elección presidencial y en la próxima conformación del Congreso.
Otra de las conclusiones refiere a los resultados, especialmente en la elección de convencionales constituyentes. No cabe duda que salió derrotada la clase política que gobernó Chile y también aquellos que ostentaron importantes cuotas de poder en los últimos 31 años. Si bien es conocido el desprestigio que tiene la clase política nacional, había cierta confianza, especialmente en la centroderecha, en que el método electoral que se usó para la elección (D'Hondt), así como la unidad que se alcanzó para conformar la lista electoral, les permitiría tener buenos resultados. Sin embargo, no ocurrió, ya que no alcanzaron el objetivo de obtener el tercio de los escaños. Para la elección de diputados de 2017, el oficialismo fue en una lista única, lo que le significó obtener el 39% de los votos, permitiéndole alcanzar el 46% de los cupos disponibles en la Cámara Baja. Así entonces, y habiendo obtenido 37 escaños de un total de 138 (otros 17 corresponden a pueblos originarios), el tercio (104) es visto muy lejano por la centroderecha.
Por otro lado, los partidos de la ex Concertación sufrieron una estrepitosa derrota, ya que obtuvieron 25 escaños, lo que les obliga a descolgarse del triunfo del "Apruebo", ya que la elección de constituyentes logró evidenciar que ellos no representan a esa masa de votantes.
El éxito del Frente Amplio y el Partido Comunista se limitó al número de escaños en la Convención (28), no teniendo un correlato directo en el número de alcaldes, concejales y gobernadores regionales electos o en lo que refiere al número de votos obtenidos. Ante esto, entender que el éxito en la elección de convencionales implica un empoderamiento de sus figuras presidenciables es -a priori- un error.
Otra conclusión, y que merece ser analizada, es la cantidad de votos y escaños (49,7%) que obtuvieron las mujeres. Si no hubiera existido corrección por paridad, 5 mujeres más integrarían la convención, alcanzando un 52,9% de ésta, evidenciándose un importante e histórico cambio en lo que respecta a la conformación por género que tienen los órganos decisionales de carácter político.
El éxito de los independientes merece un análisis. El empoderamiento del mundo independiente es algo que modificará la forma en la que los partidos tradicionales adoptarán sus decisiones y sus apoyos.
Durante muchos años, los partidos políticos descansaron en sus "maquinarias electorales" y en un clientelismo institucionalizado para alcanzar cuotas de poder. Sin embargo, hoy se evidencia que la clásica desidia del mundo independiente -y que era aprovechada por los partidos políticos- no tiene un carácter perpetuo, por lo que los conglomerados deben revisar sus prácticas y asumir sus responsabilidades respecto a la desconfianza que han generado en la ciudadanía.