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Voto obligatorio
Todo indicaba que la elección a constituyentes iba a tener una alta participación electoral. Pero ello no ocurrió, como muchas tantas otras veces desde que se volvió al voto voluntario (recordemos que desde el 31 de diciembre de 2012 rige la inscripción automática y el voto voluntario).
En el año 2020, en el Congreso se votó por el restablecimiento del voto obligatorio y no se aprobó. En estas últimas elecciones, un 58 % de la población se niega -por diversas razones- a participar de las elecciones democráticas. Es por ello que los constituyentes deberán necesariamente replantearse y discutir sobre la reinstauración del voto obligatorio.
Tal como lo ha señalado Agustín Squella: "Es un mínimo deber ciudadano a cumplir el presentarse a los locales de votación. Así se vote en blanco, que es una elección legítima". Ser ciudadano implica tener derechos y obligaciones, y ha quedado de manifiesto que es necesario tener mejor densidad electoral que inyecte mayor legitimidad al sistema, sobre todo pensando en los grandes cambios que se avecinan.
Alejandra Westermayer Fuentes
"Leyes malas"
Para que exista el mercantilismo, tienen que existir leyes malas: son las leyes "especiales" (diferentes y contrarias a los códigos ordinarios), que con el pretexto de "prevenir" ciertos males reales o imaginarios, agreden la economía y ofenden la justicia, el derecho y la razón, decretando inspecciones y sanciones por doquier, impuestos y multas, e inicuos privilegios para mercantilistas y socialistas.
En el sistema liberal clásico, las leyes no son para "prevenir" crímenes o abusos vigilando y controlando a todo el mundo en todas y cada una de las esferas de la vida social; son en cambio para obligar a los responsables de infringir la ley a resarcir o compensar el daño causado a sus víctimas. Por ello mismo son disposiciones de orden general, para que las personas puedan acomodar voluntariamente sus negocios mediante acuerdos y contratos, y resolver sus conflictos posibles, presentes o futuros, por sí mismas, o acudiendo a los jueces ordinarios.
Sin embargo, los defensores del social-mercantilismo jamás se van a "convertir" al liberalismo, pues aprovechan y se benefician del sistema.
Lionel Álvarez Westermayer
Solidaridad y bien común
Asimilar el momento que como sociedad estamos viviendo es difícil. Es por eso que como jóvenes apelamos a nuestra fe, de manera que nuestros corazones sientan cada día más esperanza de levantarse a luchar y sembrar alegría y paz para la gente que lo necesita.
Ser el verdadero reflejo de un buen samaritano significa actuar de buena obra y fe para el bien común del hermano que lo necesite.
Pedro Cárcamo
Carnet verde
Sobre el anuncio de la posible implementación de un "carnet verde", cuyo objeto sería favorecer la contención, el control de la pandemia y los contagios, al estimular la vacunación, existen algunos aspectos necesarios de considerar. Las vacunas, especialmente la Sinovac, con la cual nos hemos vacunado la mayoría, no tiene un 100% de efectividad en evitar los contagios (sólo un 67%).
Respecto de la inmunidad, esta aún se encuentra en discusión, y quienes tienen las dos dosis sólo 15 días después están protegidos de la enfermedad, pero no de contagiar o contagiarse. Desde este punto de vista, el "carnet verde" no lleva a la supresión de las medidas de control y precaución de los contagios, pues se debe seguir usando las mascarillas, realizando el testeo, evaluando la trazabilidad, evitando aglomeraciones, la movilidad, realizar identificación de los contactos estrechos, etcétera.
Al contrario, este generaría una falsa sensación de seguridad y sanidad, que incrementa los riesgos de infectarse y convertirse en agentes de difusión de la enfermedad. Es decir, un carnet o certificado como el que se propone, no garantiza que el portador no está infectado y que no llegará a ser una fuente de infección para otras personas. Por otra parte, y en términos sanitarios, quienes se han vacunado no tienen la misma calidad sanitaria de quienes no lo han hecho. Desde este punto de vista, el "carnet verde" no es un acto arbitrario o carente de lógica; no obstante, está orientado sólo por razones económicas, aunque es cierto tiene como fundamento la protección de la salud pública, pero es inevitable sentir que es un acto de discriminación, porque habrá personas que no se podrán vacunar o que no quieran hacerlo simplemente.
Y por último, este no tiene una eficacia evidente por sí mismo, ya que se debe seguir tomando las mismas precauciones que se han tomado hasta ahora. En consecuencia, más que un carnet verde, se debe aprovechar de estimular a los grupos refractarios o negligentes con la vacunación, enfocándose en trabajar con estímulos positivos.
Claudia Saavedra, microbióloga