Morosidad en los servicios básicos
La Asociación de Consumidores ha cifrado en 22 mil el número de clientes morosos en Puerto Montt. El número de morosos en la capital regional exigirá prudencia, responsabilidad y solidaridad cuando se levante el Estado de Excepción.
Además del alza en la demanda de atención que generó la pandemia en los hospitales, con una larga y triste secuela de fallecidos en todo el país, las consecuencias de la crisis sanitaria se han dejado ver con mucha fuerza, desde marzo del año pasado, en el bolsillo de las familias. La menor circulación en las calles, producto de las restricciones sanitarias para contener la propagación del covid, derivó en un rápido declive de la actividad económica, provocando, sobre todo en el comercio y el turismo de Puerto Montt, Puerto Varas y de tantas otras ciudades del país, la pérdida de puestos de trabajo, la quiebra de empresas y, más tarde, la aparición de numerosos emprendimientos forjados a fuego por quienes fueron expulsados del mercado laboral formal.
Este complejo escenario por el que ha atravesado la población en los últimos 16 años es el que permite explicar en buena parte el aumento de la morosidad en el pago de servicios básicos que mostró un sondeo de la Asociación de Consumidores de la capital regional. De acuerdo a este estudio, hay 22 mil clientes de las empresas de agua y electricidad con cuentas impagas, algunas de las cuales han llegado a acumular 21 meses pendientes. Este fenómeno se ha mantenido en una especie de congelamiento por las condiciones que ha impuesto el Estado de Excepción Constitucional, que le impide a las compañías de servicios básicos suspender el suministro por deuda, en el entendido que el país pasa por una emergencia sanitaria y económica sin precedentes a lo largo de toda su historia.
Con todo, tanto el Gobierno como los municipios y las propias empresas ya debiesen estar visualizando fórmulas de solución para un problema que se seguirá agudizando en la medida que el mercado laboral continúe en esta etapa de profundas transformaciones. Una vez que el país recupere la normalidad (la Fase 4 anunciada para Puerto Montt es una gran señal, pero que exige cautela), aflorará el drama de las deudas morosas de agua y electricidad que tendrá que enfrentarse con prudencia, solidaridad y responsabilidad de parte de todos los actores. Si no se actúa así, se estará frente a una crisis social de proporciones.