"El deporte de alto rendimiento en sí no es sano: genera lesiones físicas, sociales y sicológicas"
El especialista analiza en profundidad los problemas mentales a partir de los casos de Simone Biles y Arley Méndez, entre otros.
Enrique Aguayo lleva más de 40 años trabajando con equipos y deportistas chilenos, profesionales y amateurs, siendo testigo directo muchos de los más grandes triunfos nacionales de las últimas décadas, pero también de sus derrotas y especialmente de las luchas en sus fueros internos.
Tokio 2020 está a punto de terminar y ha dejado para la posteridad el colapso de la estadounidense Simone Biles, probablemente una de las mejores gimnastas de la historia, quien decidió no presentarse a competir aduciendo problemas de salud mental. Para Chile, quedará también el dramático testimonio del pesista Arley Méndez, quien anunció su retiro del deporte y confesó que había consumido cannabis (tuvo una sanción por dopaje) antes de los Juegos Olímpicos porque no quería seguir compitiendo.
-No es normal que situaciones así se den en el deporte de alto rendimiento. ¿Qué ha cambiado?
-Situaciones difíciles ha habido siempre. Solamente que hasta hace pocos años, bien pocos, se ocultaban con un informe médico que decía que el deportista se había lesionado, que no podía, ocultando el hecho de que era una crisis sicológica. Eso es porque había temor de decirlo, cómo iba a ser tomado, si el deportista iba a ser discriminado. Se cometían errores importantes con eso porque las personas somos seres humanos que tenemos mente que se enferma igual que se enferman los brazos, el abdomen, el corazón o lo que sea. Hay que aceptar eso y, obviamente, tiene que ser algo que la sociedad normalice y no lo vea como que son personas que tienen que ser discriminadas o marginadas, sino apoyadas.
-A las figuras del deporte se les exige que estén siempre dando el máximo, salvo cuando tienen lesiones físicas.
-Si un deportista tiene una lesión física le dicen "ojalá te recuperes pronto", y si tienes que esperar seis meses por una operación de ligamentos o un tiempo más si es tendón de Aquiles, no hay problema, te esperan. Pero si está, por ejemplo, dos meses internado o internada por depresión, ya no quieren apoyarlo, los auspiciadores se retiran o los organismos estatales o las federaciones preguntan qué pasa si se deprime de nuevo. Nadie se pregunta qué pasa si se corta de nuevo un ligamento. El problema mental siempre se ha mirado con miedo y es por ignorancia que la gente reacciona de esa manera.
-¿Les favorece o desfavorece tener el "gen" de la competición?
-Yo no lo llamaría gen competitivo, sino que los seres humanos tenemos un instinto de sobrevivencia y sabemos que en situaciones límites una madre o un padre puede sacar fuerzas que nadie sabe de dónde y levantar un mueble que le cayó encima a un hijo o tirarse contra unas personas que lo están agrediendo. Hay circunstancias en que el ser humano saca fuerzas de flaquezas, como se dice y pone todo, hasta lo que no tiene. Y los deportistas se entrenan para eso. Hay que entender que el deporte de alto rendimiento en sí mismo no es sano.
-¿No se supone que sí lo es?
-Al revés, genera lesiones de todo tipo, lesiones físicas, lesiones sociales y sicológicas, por decirlo de alguna manera. Porque el deportista tiene que dejar muchas cosas de lado, por lo tanto, no vive una vida normal. Aunque no es una víctima, porque es una decisión. Pero es su opción, la adolescencia no se pierde, sino que la viven como deportistas, mientras otro decidió vivirla con amigos u otro decidió vivirla en la droga. El deportista es un privilegiado porque hace lo que le gusta y muy poca gente puede hacer eso. Pero crece en un ambiente de presión.
-¿Qué le pasó a Biles? ¿No pudo con la presión?
-Para mí sus problemas no tienen que ver con el deporte, fundamentalmente, sino que con la vida que ha tenido y con sus problemas que han sido públicos… y quizás cuántos que no se han sabido y que tiene desde su niñez. Eso la ha hecho más frágil. Es probable que haya llegado a los Juegos en condiciones sicológicas muy malas; tal vez le recomendaron reposo, ya sea en su casa o internada, pero las ganas de ir a Tokio la deben haber hecho tomar la decisión de ir cuando no era recomendable que lo hiciera. Biles tenía cuatro medallas de oro, no es que no haya tenido logros importantes o que no haya podido manejar la presión. Yo no puedo creer que la presión de la competencia le genere todo lo que le generó. Pero de lo malo, lo bueno: está más recuperada y logró competir y conseguir un bronce. Y, segundo, tomó una decisión que la pone como un modelo social para otros deportistas que les indica "cuídense, no lleguen a situaciones límites sicológicas y siquiátricas. Atiéndanse antes, busquen apoyo, es normal pasar esto". Felizmente son cada vez más los deportistas que reconocen los problemas que tienen. Uno muchas veces entiende mucho mejor los problemas de la cancha que los problemas que tiene el deportista en su vida personal.
-El caso de Arley Méndez es dramático. No quería competir.
-Hay que preguntarse por qué, por ejemplo, la delegación chilena no incluyó por primera vez en muchos años un sicólogo en su delegación. El argumento es que no había cupos, que la pandemia, pero hoy día vi por ahí la foto de un buen amigo, el sicólogo español Pablo del Río, con su credencial en el cuello que está con uno de los deportistas celebrando la medalla. España llevó un equipo de sicólogos, Brasil también y Chile dejó de llevar. Esas son las realidades. Chile tiene un deportista que dice que consumió marihuana a propósito porque no quería competir, porque no se sentía en condiciones, no se sentía bien sicológicamente. Pero la delegación chilena no tenía profesionales que cubrieran eso.
-Esto aplica al ser humano incluso fuera del deporte.
-Todos los seres humanos podemos tener situaciones variadas y más si has tenido experiencias de vida muy negativas. Pero, socialízalas en tu entorno. Espero que también les produzca algo a quienes tomas las decisiones. Al dirigente deportivo le diría "mira lo que le pasó a esta chica, cuidemos a los deportistas chilenos". Preocupémonos ahora. Los que viajan a competir, el alto rendimiento, necesitan apoyo de las ciencias del deporte. No de la medicina asistencial. Me refiero a esa que apunta sólo a curar lesiones y atender enfermos. Estos no son enfermos, son deportistas de alto rendimiento que necesitan que los profesionales que están alrededor de ellos estén preocupados de su rendimiento deportivo de buscar cómo maximizarlo potenciarlo desde su profesión. Pero no puede ser lo único.
-Como experiencia para los que están en formación: ¿qué indicios tiene el entorno para darse cuenta de que hay problemas?
-Estamos hablando de niños o jóvenes que son dependientes, que viven con sus padres. Un antecedente que es importante es un cambio en sus hábitos, en su conducta, tanto para lo sicológico como para otros temas. Un deportista que no se pierde entrenamiento, que se despierta antes cuando tiene que competir es porque está súper enfocado en su competencia. Pero si de pronto hay que ir a despertarlo, hay un cambio, algo está pasando. Si no quiere ir a entrenar, hay que ver si hay algún problema con el sistema de trabajo que le está resultando que no lo está disfrutando o con las relaciones de las personas que están ahí. También si se encierra más, si comienza a no comunicarse o comunicarse menos con los demás. Los padres tienen que tener cuidado de decir "esto es típico de los adolescentes"; a veces no es un tema de la adolescencia. Es verdad que en esa etapa buscan más privacidad, pero a veces están viviendo una situación problemática. Los cercanos tienen que abrir los ojos y no llenarlos de preguntas, pero sí estar atentos.
"Nadie se pregunta qué pasa si se corta de nuevo un ligamento. El problema mental siempre se ha mirado con miedo y es por ignorancia que la gente reacciona de esa manera".