"La idea de los talibanes es convertir al país en una teocracia"
KABUL. El comunicador relata cómo fue el asalto a Kabul, describe lo que ve en las calles y en celebraciones religiosas, cuenta sus conversaciones con generales estadounidenses y explica cómo El Talibán está controlando nuevamente el país.
Estaba en Kabul, la capital de Afganistán, cuando los talibanes tomaron la ciudad, hace menos de una semana. El periodista chileno Jorge Said se encontraba grabando un capítulo de su serie documental para la televisión "Buscando a Dios" y había entrevistado a muchas personas, en particular a mujeres, quienes son las más atemorizadas con el regreso del islamismo radical.
Tras dos décadas de intervención, las fuerzas militares estadounidenses, que habían derrocado al anterior régimen talibán, se han retirado de Afganistán, el presidente en ejercicio abandonó el país, dejando el camino abierto al retorno de los insurgentes, que recorrieron ese camino más rápido de lo esperado. No se sabe muy bien qué pasará, si podrán gobernar el país o quizá iniciarse una guerra civil, señala Said.
Mientras tanto, el aeropuerto se atiborra con gente que quiere escapar, proliferan tiroteos; las mujeres temen cambiar su situación hasta ahora respetuosa de sus derechos; hay protestas en medio de festividades religiosas. Todo lo registra Said, quien pretende quedarse por un tiempo en Kabul, con el objetivo de entregar para Latinoamérica y Chile el relato en primera persona de cómo se vive esta situación de incertidumbre.
-Estaba en la zona buscando a Dios y se encontró con una revolución. ¿Fue sorpresivo?
-En algún sentido fue muy sorpresivo, pero en otro, no tanto. Había mucha inquietud desde antes. Yo me encontraba en Turquía haciendo el capítulo segundo de "Buscando a Dios", mientras veía con mucha preocupación el avance talibán por áreas rurales de Afganistán: estaban entonces recién luchando por conquistar la primera capital provincial. Como mi visa se estaba demorando mucho y no me dejaban entrar, tuve que aplicar con un pasaporte estadounidense y pude finalmente llegar acá hace quince días exactamente. Desde que llegué, los talibanes ya habían salido de las áreas campesinas donde estaban peleando, y se las habían tomado prácticamente todas, pero todavía no habían entrado en la capital. En Kabul todo el mundo creía que el Ejército afgano iba a poder resistir a estos milicianos que venían en camionetas pick-up y no conocen mucho las ciudades. Pero tomaron Kabul de un día para otro.
-¿Cómo pudo ocurrir ese avance militar?
-Los talibanes son muy buenos negociadores y muchas ciudades cayeron sin necesidad de lanzar un solo tiro. En algunas pelearon y tuvieron bajas. En algunos lugares, la aviación estadounidense y afgana los atacó. Se habla de que han tenido cerca de 45 mil bajas. Todo esto demuestra que no se trataba de una simple guerrilla. También demuestra unos errores de inteligencia garrafales de parte de los norteamericanos. Los mismos generales estadounidenses (estuve hace un par de días con algunos de ellos en la embajada) me contaban de que jamás en la historia militar estadounidense había pasado algo así: que un ejército de milicianos pudiera vencer a los aviones y misiles y a toda la tecnología norteamericana. El problema es grave, no sólo en términos de inteligencia, sino también en términos de que todo este armamento está pasando a manos de un régimen que no sabemos bien qué es lo que va a hacer.
-¿Cuál ha sido su experiencia del antes al después del triunfo talibán en Kabul?
-Hasta antes de que ellos tomaran el poder, yo estaba entrevistando a algunas mujeres. La última entrevista que alcancé a hacer, una con la presentadora de la televisión nacional afgana, me hizo encontrarme con un fuerte sistema de seguridad, porque la televisión se encuentra entre varias embajadas. Ese día todo estaba bajo el control de Estados Unidos: Afganistán funcionaba con sus Fuerzas Armadas, su policía, un país en cierto sentido ordenado. Todo esto, de manera surrealista, cambió en un día, es más en dos horas, cuando cae Kabul, una ciudad de más de 5 millones de habitantes, protegida, con un ejército de más de 350 mil hombres que arrancan no se sabe bien dónde. Es razón de asombro y de estupefacción: los estadounidenses los más sorprendidos de todos, porque han evacuado a muy poca gente.
-¿Ha cambiado la situación de las mujeres?
-Para ellas ha cambiado radicalmente. Las señoras que trabajaban en mi hotel a rostro descubierto aparecieron al día siguiente con "burka", el velo que les cubre completamente el rostro. Las mujeres están muy asustadas con que cambie un régimen tan violentamente. Además, hay que entender que Kabul era una ciudad totalmente occidentalizada con la presencia de 20 años de Estados Unidos, con poder económico y tecnología actual. La presentadora de televisión me recibió, muy asustada, pero con la idea de que Kabul podría caer en 90 días más, pero cae al día siguiente. Ella estaba aterrorizada, como otras mujeres que entrevisté, como unas jóvenes músicas del Conservatorio que han estudiado 18 años violín o chelo, para que los talibanes le digan que es un instrumento occidental que no pueden estudiar. Me decían que estaban buscando un veneno para el suicidio. Que te digan esto en cámara es bastante fuerte.
-Se han visto imágenes de desesperación por escapar…
-Hay terror en las mujeres y en la población civil, en general. Todos los días hay 50 mil personas tratando de salir del país, que están bloqueadas ahí en el aeropuerto, durmiendo en la calle. El día jueves hubo una cantidad de tiroteos en el aeropuerto. No disparan al cuerpo, pero avisan que los próximos disparos van a ir al cuerpo. La situación es realmente dramática.
-Este jueves también fue un día de celebración religiosa chiita, el Ashura. ¿Hubo problemas?
-Fue espectacular. Estuve allí y grabé todo el Ashura. Estaba muy asustado también porque la celebración se transformó en protesta. Llegaron milicias, con banderas y balazos, a hacer una protesta rápida. Todo esto en el centro de Kabul. Pensaba que iban a salir talibanes por todos lados, porque ellos odian a los chiítas, en particular a esa etnia. Me decían ellos que estaban doblemente tristes ese día: por recordar el martirio del imam Husáin, heredero de la tradición de Mahoma, que celebran de una manera muy fuerte, golpeándose las espaldas con cadenas; y tristes también
"Los mismos generales estadounidenses me contaban de que jamás en la historia militar estadounidense había pasado algo así: que un ejército de milicianos pudiera vencer a los aviones y misiles y a toda la tecnología norteamericana".