¿Y si Superman hubiese aterrizado en Ucrania?
¿Qué pasaría si la llegada a la Tierra Hombre de Hierro no hubiese sucedido en una granja de Kansas? La película animada "Hijo Rojo", adaptación del cómic homónimo, juega en un universo paralelo.
La relación entre superhéroes y política se remonta a tiempos remotos. En 1945, el educador jesuita Walter Ong calificó a Superman de "héroe fascista" a la luz de los hechos del mundo. Más tarde, en 1954, el psiquiatra Fredric Wertham concluyó que el personaje respondía al ideal nacionalsocialista del súperhombre que Hitler tomó de Nietzsche. En 1986, en su sombrío cómic "El caballero oscuro", el escritor y dibujante Frank Miller trasladó a Superman y Batman al contexto de la Guerra Fría, retratando al primero como un servidor de los intereses de Ronald Reagan y al segundo, como un marginal que opera desde las sombras. Hay otros ejemplos de historietas politizadas -y debates en torno a estas figuras de la cultura popular-, pero lo que nos interesa ahora es "Superman: Hijo Rojo", serie lanzada por DC Comics en 2003 en la que Mark Millar se hace una pequeña pregunta ucrónica: ¿qué pasaría si, en vez de aterrizar en Kansas como dicta la historia oficial, el pequeño Superman hubiese caído en una granja de Ucrania durante la Unión Soviética?
La llegada de HBO Max a Chile entrega las respuestas a quienes no hayan leído el cómic. "Superman: Hijo Rojo", la película, es una adaptación animada fiel al trazo original sobre un universo paralelo que funciona más allá de la broma inicial.
Tras una introducción que nos muestra la infancia del niño kryptoniano en los hermosos campos de la Europa del Este, saltamos al Moscú de los 50. Ahora trabaja para Stalin y está completamente dedicado a la causa comunista. Superman pelea en batallas, divulga los principios soviéticos por el mundo y participa en actos oficiales que son transmitidos en blanco y negro por la televisión propagandística. Hasta que, con dolor y vergüenza, se entera de las ocultas violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen y decide enfrentar a su mentor.
Mientras tanto en Estados Unidos, el gobierno construye otro Superman para enfrentar a su bloque rival en la Guerra Fría. Este es diseñado por Lex Luthor quien, en este plano alternativo tiene pelo y está casado con Lois Lane, la que sigue siendo una ambiciosa periodista de diario, defensora de la libertad de expresión versus la censura del régimen opositor. La tensión sexual de Superman no será con ella, como es costumbre, sino con la Mujer Maravilla, una embajadora de la paz soviética que se une a él en contra de la adversidad estadounidense. Por ahí aparecerá también Batman como una suerte de asesino anarquista que busca destruir sistemas políticos desde las penumbras.
"Superman: Hijo Rojo" reemplaza piezas que conocemos en el tablero de la cultura popular con menos suspicacia que vocación de reconstrucción. Digamos que no está hecha desde la sátira, sino que posee cierta ingenuidad que, a pesar de todo, no le juega en contra. Los trazos visuales, con reminiscencias gráficas a la estética de propaganda soviética, son también un plus. Es un divertimento que en Rusia fue considerado como parte de una "guerra informativa" de Estados Unidos en contra del país. Los perjuicios de la sobreinterpretación.
"Súperman: Hijo rojo" es una adaptación de la obra en papel lanzada por DC Comics.
En resumen
HBO Max tiene una amplia oferta de películas y series sobre el superhéroe.
Por Andrés Nazarala R.
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