Fin del Estado de Excepción
El nuevo estatus alcanzado en el combate a la pandemia no debe dar pie, por ningún motivo, al relajamiento de las medidas de prevención del contagio del covid-19. Puerto Montt, ciudad que el año pasado estuvo sometida a una de las más largas cuarentenas del país, debe seguir en modo autocuidado.
Es indudable que el fin del Estado de Excepción Constitucional -y por tanto, del toque de queda y las cuarentenas- marca un antes y un después en el manejo de la pandemia. Se trata de una determinación que era largamente esperada por muchos, especialmente por el negativo impacto de las restricciones en la salud mental de la población, así como en las actividades económicas. Todo esto, por supuesto, sin perder de vista que las determinaciones se tomaron debido a la baja en los contagios, la consiguiente disminución en los casos activos y el mejoramiento de los indicadores globales respecto del control de la pandemia, con un aspecto central vinculado al avance de la vacunación, lo que ha incluido en las últimas semanas la dosis de refuerzo para las personas que se inocularon tempranamente.
Lo anterior no es obstáculo para enfatizar que el equilibrio en esta materia es precario y el descuido de las medidas básicas -uso de mascarillas, distancia física, cuidados higiénicos- podría derivar en un peligroso rebrote, pues implicaría seguramente retomar las restricciones.
Ahora bien, el fin del Estado de Excepción no significa en absoluto que se acaben las medidas destinadas a seguir haciendo frente a la propagación del coronavirus. Por ejemplo, se debe recordar que la alerta sanitaria dispuesta por el Ministerio de Salud se mantiene vigente. Es esta normativa la que permitió a la Secretaría de Estado emitir en abril de 2020 un decreto que estableció la obligatoriedad del uso de las mascarillas en espacios públicos y privados, lo cual sigue siendo una práctica absolutamente necesaria.
En estos días de mayores libertades para desplazarse por la vía pública, no hay que olvidar el extenso confinamiento al que estuvo sometido Puerto Montt, el año pasado con una de las cuarentenas más largas en el país que dejó severas secuelas en el tejido económico local. Este recuerdo debería bastar para que cada uno de los ciudadanos procure mantener las medidas de autocuidado. De esta actitud responsable depende mantener a raya al covid y, por tanto, evitar retrocesos en el plan Paso a Paso.