Preocupación por los adultos mayores
El acelerado envejecimiento de la población del país está imponiendo desafíos que exigen mayor atención. Es urgente que tanto las autoridades como la propia ciudadanía actúen en previsión al aumento de adultos mayores.
En Chile hay 2,8 millones de personas sobre 60 años de edad, el 16,2% del total, pero el Instituto Nacional de Estadísticas proyecta que para 2025 esa cifra será del 20%. Y pese a que la sociedad envejece a paso acelerado, no está preparada para enfrentar las nuevas demandas de este grupo.
Octubre ha sido definido como el Mes del Adulto Mayor y la principal crítica que se hace es que no se cuenta con una política pública transversal, intersectorial y de largo plazo. La debilidad del sistema es que cada sector define de manera autónoma los programas que tienen incidencia en este grupo y que la oferta de servicios no se cruza con los intereses de los adultos mayores, ni cubre las brechas socioeconómicas en educación y salud.
Si bien hay programas sociales que tiene el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), la difusión no llega a todos y las personas desconocen que pueden optar a algún subsidio para modificar el entorno si vive con un adulto mayor. Durante algunos de los encuentros que se realizan sobre el tema, los expertos plantean la necesidad de desarrollar más charlas a estudiantes universitarios de distintas carreras, para que se sensibilicen respecto de la vida del adulto mayor, de los programas que hay en su beneficio y estar preparados cuando les corresponda trabajar con ese segmento poblacional.
Una encuesta de Senama y la Universidad de Chile reveló que el 62% de los chilenos declara que se prepara poco o nada para la vejez, mientras que un 73% estima que éstos se encuentran marginados de la sociedad. El 71% cree que la preparación institucional para el cuidado de los adultos mayores es poca o nula, porque el sistema político, las familias e incluso la propia tercera edad no contribuyen.
El país envejece a tasas aceleradas, lo que tiene repercusiones de salud, económicas y sociales que exigirán repensar las políticas públicas, porque parece que la sociedad no está preparada para enfrentar este rápido cambio en la pirámide etaria. La tasa de natalidad es de 1,9 hijos por mujer, lo que ni siquiera asegura el recambio generacional. Indicadores como las pensiones promedio o el acceso a la salud revelan que el país no facilita la vida de la tercera edad. Y esto podría ser peor conforme pasen los años y se observe un incremento de este segmento.