Descenso de la natalidad
Apenas a 1,4 hijos por mujer llegó la tasa de fecundidad en Chile en el año 2019, lejos de los 2,1 que se estima necesario como promedio para el recambio generacional. Es más que evidente que las consideraciones económicas influyen de manera decisiva en el número de nacimientos.
El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ha dado a conocer que los nacimientos registrados en Chile durante 2019 llegaron a 210.188, lo que representa una disminución de 5,2% con respecto a los del año 2018. Según el Anuario de Estadísticas Vitales 2019, la tasa global de fecundidad o número de hijos promedio que tendría una mujer durante su vida fértil fue de 1,4, lo que significa que nuevamente en Chile esa tasa se situó bajo el nivel de reemplazo generacional, que se estima debería ser de al menos 2,1 hijos promedio por mujer.
El envejecimiento de la población es una realidad, inversamente proporcional al número de nacimientos. Es evidente que desde hace unos años la natalidad en Chile muestra retrocesos que hacen insuficiente asegurar el recambio generacional, lo que abre un problema estructural. En este sentido, no parece que Chile esté adoptando las correcciones para enfrentar tal desafío, pues no hay políticas que incentiven la natalidad: es el país en el que las familias deben hacer el mayor esfuerzo económico para poder educar a los hijos, según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde).
El tema económico es capital al definir el número de hijos. Por ello, el grueso de la clase media estima como ideal el número de uno a dos hijos, cifra manejable en términos de los costos que implicaría su cuidado y especialmente por la inversión requerida en educación, que se ha ido extendiendo. Se ha pasado, en el plazo de una generación, desde una exigencia de educación secundaria hasta una profesional o técnica, lo que implica al menos cinco años de estudios de pregrado.
¿Qué quiere el país respecto de su futuro demográfico? La respuesta tiene un vacío, porque el tema no ha logrado instalarse en el debate público. Es necesario revertir esta tendencia. Para ello deberían atacarse de raíz las consideraciones que afectan el número de nacimientos, porque las familias relacionan el número de hijos a sus condiciones económicas o al costo que significa su atención y desarrollo. Es un tema esencialmente sensible para el futuro del país.