Un padre y su hija murieron ayer en la tarde en el río Chamiza, en circunstancias que compartían con otros familiares.

La tragedia ocurrió a la altura del Puente Chico 2, ubicado en la Ruta V- 65, que conecta a Chamiza (Carretera Austral) con el volcán Calbuco y el lago Chapo. Las víctimas fueron individualizadas como José Antonio Millalonco, de 48 años, y Paz Sofía Fuentealba Medina, de 3 años.

Hasta el lugar llegaron bomberos de la Cuarta Compañía y Carretera Austral, además del Grupo de Búsqueda y Rescate en Áreas Agrestes, Bote Salvavidas y Carabineros del retén Correntoso para trabajar en las labores de rescate. También se requirió la asistencia de un helicóptero.

Según informó el capitán Guido Klesse, de la Sexta Comisaría de Alerce, la niña estaba en la orilla del río cuando fue arrastrada por la corriente y en ese momento el adulto se lanzó a rescatarla.

Alrededor de media hora después, la pequeña fue encontrada por voluntarios del Bote Salvavidas y fue sacada del agua con signos vitales débiles, siendo sometida a maniobras de reanimación por personal del Servicio de Atención Médica de Urgencia, quienes pese a los esfuerzos desplegados declararon su fallecimiento en el lugar a las 17_horas.

En paralelo, el hombre se mantenía desaparecido en las aguas. Finalmente, su cuerpo fue hallado sin vida, a unos 500 metros del lugar donde había sido visto por última vez.

El capitán Klesse indicó que los antecedentes de este lamentable hecho fueron entregados a la fiscal de turno de Puerto Montt, quien dispuso la concurrencia de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones para efectuar los peritajes de rigor.

Bote salvavidas

Según Deysi Gallardo, comandante del Bote Salvavidas Puerto Montt, quien conversó con los testigos y las familias que se encontraban compartiendo en el lugar, la niña ingresó al agua en un sector del río muy peligroso, que se les denomina como hidráulicos.

"Son lugares donde llega agua y se produce un retorno, como una especie de remolino. Estos sitios provocan atrapamientos, es decir, la niña quedó atrapada allí. El hombre se dio cuenta que la niña estaba en peligro de sumersión y se introdujo al agua a intentar rescatarla", comentó.

Y su relato continúa: "La logra sacar de ese sector del río, desplazándola 200 metros más debajo de donde se estaba ahogando en un inicio. Pero, lamentablemente, el hombre no pudo salir de ahí, debido a la gran profundidad y por este efecto remolino", precisa la _comandante.

De inmediato procedieron a practicar maniobras de reanimación a la niña de tres años. En ello participó personal médico del SAMU, sin embargo, no hubo resultados positivos y finalmente se confirmó su fallecimiento. Más tarde fue ubicado el cuerpo sin vida del padre.

Pandemia

Gallardo comentó que, dadas las sugerencias de evitar aglomeraciones por la pandemia del coronavirus, la gente prefiere lugares que "quedan un poco más aislados", lo que por un lado es positivo para prevenir la propagación del virus, sin embargo, en caso de accidentes "dificulta la llegada de los equipos de emergencia al lugar. Eso pasó ahora, lamentablemente, donde fallecieron dos personas. Y el año pasado también tuvimos incidentes, donde gente se fue a acampar a lugares aislados".

Respecto al origen de este accidente, la voluntaria recalcó que la seguridad de los niños es clave para prevenir tragedias.

"Muchas veces nos confiamos porque los niños están a la vista, pero las aguas son peligrosas. De hecho, la primera causa accidental de muerte en los niños es ahogamiento y es la tercera causa accidental de muerte en el mundo. El llamado es a generar cultura acuática, tener a los niños cerca, a un brazo de distancia, no confiar de los flotadores porque son _un arma de doble filo. Preferentemente ir a playas que estén habilitadas, que cuenten con salvavidas, que tengan equipos de emergencia. Y si decido ir con mi familia más lejos, tomar todas las precauciones, organizándose en grupo, para tener un verano seguro".

"La primera causa accidental de muerte en los niños es ahogamiento y es la tercera causa accidental de muerte en el mundo"

Deysi Gallardo,, comandante del Bote Salvavidas de Puerto Montt

3 y 48 años tenían las víctimas fatales del accidente en el río Chamiza.

Hay una cifra que es preocupante y nos alerta a atender con urgencia: el déficit habitacional en la Región de Los Lagos es de 29.565 viviendas, correspondiendo al 4% del déficit nacional. Por otra parte, el Estudio Longitudinal Social de Chile (ELSOC) del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) nos señala que una de cada tres personas confía poco o muy poco en sus vecinos y vecinas.

Pareciera que ambos datos no estuvieran relacionados, pero al contrario, ponen el foco en relevar la urgencia de no sólo atacar el déficit habitacional de manera urgente, sino también en abordar los aspectos sociales de vivir en comunidad.

El Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), a través del Servicio de Vivienda y Urbanización (Serviu) ha ido incorporando en los proyectos privados de viviendas sociales, Programas de Integración Social (PIS) a inmobiliarias y constructoras en los que las personas pueden aplicar subsidios habitacionales DS19. Se busca que aparte de mejorar las cifras del déficit, tanto a nivel nacional y regional, incorporar un componente social en el proceso, desde un enfoque de la convivencia y la diversidad.

Más allá de atender las exigencias requeridas por el Serviu y porque vivir en comunidad no es suficiente, creemos que usar la copropiedad como una herramienta en la intervención marca la diferencia para que los proyectos sean social y físicamente sostenibles en el tiempo, previniendo su deterioro. La generación de un tejido social fuerte que nazca de la felicidad de sus habitantes contribuye a una regeneración social de confianzas, organización vecinal y orgullo de las personas que habitan estos nuevos barrios, y que permita finalmente potenciar la vida en comunidad.

Como fundación invitamos a actores públicos, privados, municipios y organizaciones civiles a no perder el foco del bienestar de las personas, fomentando la cohesión social a través de instancias participativas, promoviendo el buen vivir y generando redes de confianza en cada proyecto. Porque una comunidad que aprende a trabajar de manera articulada hará que todo proyecto habitacional sea sostenible física y socialmente, previniendo su deterioro y las oscuras cifras del déficit habitacional.

"Usar la copropiedad como una herramienta en la intervención marca la diferencia para que los proyectos sean social y físicamente sostenibles en el tiempo, previniendo su deterioro"