El hombre que vive con serpientes como mascotas en un ambiente parecido al de su hábitat natural
José Alberto Delgadillo sueña con tener una tienda de exhibición de reptiles en Managua, capital de Nicaragua, aunque por ahora se limita a convivir en su casa con 45 serpientes, desde las más inofensivas hasta las más venenosas, a las que cuida como si fueran sus hijos, con el fin de demostrar, entre otros, que esos animales no son peligrosos sino se les molesta.
Delgadillo, un veterinario de 27 años que reside en Matagalpa, una ciudad del norte de Nicaragua, convive en su vivienda con 45 serpientes de 15 especies -algunas muy venenosas como la barba amarilla (Bothrops atrox)-, a las que considera sus "mascotas".
El joven coleccionista de reptiles explica que los acoge en un intento de acabar con los prejuicios y estigmas que sufren estos animales exóticos, incluso bíblicos.
En su colección tiene, entre otras, falsa coral, boa constrictor, serpientes de cascabel (Crotalus), pitones (Pythonidae), culebrilla Verde (Oxybelis fulgidus), todas especies que existen en Nicaragua, entre rescatadas, regaladas o compradas en criaderos.
Un albergue de reptiles
Delgadillo cuenta que hace ocho años descubrió su amor por los reptiles sin sospecharlo, cuando de mascota tuvo una iguana y no encontró, en el lugar que reside, quién pudiera atenderla cuando estaba enferma, lo que lo motivó a estudiar medicina veterinaria y especializarse en serpientes.
Ahora, además de atender casos clínicos en reptiles y animales domésticos, tiene una colección de 45 serpientes a las que trata de mantener en un ambiente parecido a su hábitat natural, en cuanto a temperatura, humedad, luces adecuadas, así como alimentos vivos que son propios para estas especies.
La sala de su vivienda, de dos pisos, está llena de terrarios, cajas de vidrios y cajas de madera que abre sin problemas para poder limpiar o darles de comer a la serpiente que se encuentre en el interior.
Además de él y sus inusuales acompañantes, en la casa habitan un inquilino, un perro, doce tortugas terrestres, seis iguanas y tres dragones barbudos, que son totalmente inofensivos y que acaricia como si fueran gatos.
La casa ahora se ha convertido en un pequeño albergue de reptiles, por el que se paga un precio simbólico por ver.
El lugar recibe visitas regularmente, en especial los fines de semana, y tiene como fin mostrar las "bondades" de estos animales, ya que, asegura, son tranquilos y únicamente atacan cuando se sienten amenazados.
45 serpientes tiene José Delgadillo en su casa ubicada en Matagalpa, donde recibe visitas por un precio simbólico de entrada.
27 años tiene el nicaragüense, veterinario de profesión inspirado por el cariño que ha desarrolado por los reptiles.