Unos días atrás miraba con asombro un video de Marte, captado por una sonda enviada a ese planeta por la Nasa. Era todo árido, amarillo, inerte. Quién sabe cuánto tiempo ha permanecido así, creado como prisionero del sol sin un propósito productivo.
Pues bien, en el ámbito de "lo creado", los humanos también somos unos prisioneros atrapados en el mundo por la gravedad, o fuerza gravitatoria, que es la responsable de los movimientos a gran escala que se observan en el universo y de la atracción que ejercen los objetos en nuestro propio planeta.
Esta fuerza seguramente no existe en el ámbito de lo increado, afuera de todo, donde no hay formas materiales o físicas. Sólo un 5% del universo está constituido por materia visible, mientras que el 95% restante es espacio (se le denomina materia oscura y energía oscura). Pero más allá del universo existe otro plano - desconocido e incomprensible para nuestras mentes acostumbradas a percibir sólo con los sentidos -, donde estaría el espacio absoluto, que es anterior al universo, que lo antecede por siempre. ¿Qué hay allá?
El universo es finito, como todo lo físico, pero en la dimensión de lo increado no hay formas, no existe efecto alguno del tiempo-espacio sobre la materia y viceversa, pues la materia no ha sido creada y por lo tanto la dicotomía tiempo-espacio, tampoco. Si lográramos llegar a ese plano no material, pre-insinuado, podríamos experimentar de primera fuente que lo increado - por su propia naturaleza -, no es algo que tienda a la destrucción, ni que pueda causarla, pues la destrucción no se da en el dominio de lo inmaterial. Pero el mal sí tiende a destruir ya que es corruptible; luego, lo malo no es increado pues nada que sea corruptible puede serlo. El mal sólo existe a partir de la creación de la materia y la fuerza primaria que lo mueve es la gravedad, la cual mantiene a los humanos y al universo cautivos, no permitiéndoles desprenderse hacia el verdadero infinito, y quizás retrotraer todo a lo que hay previo a los orígenes materiales.
Ahora bien, nada es malo según la sustancia, porque lo malo es una cualidad y ninguna cualidad es sustancia. Luego, el mal no es sustancia, pero sí actúa sobre ella. Tampoco es sustancia aquella fuerza motriz que incide sobre todo lo físico: la gravedad. Existe, podemos darnos cuenta de su accionar y sentirla, pero no la vemos ni palpamos. Nació con el inicio de los tiempos, que es también cuando comenzó a gestarse el mal. Sin embargo, donde está presente sólo lo increado no hay sustancia sobre la cual el mal pueda ejercer su dominio, y destruir; en ese ámbito no existe el mal, ni antes, ni después.
Si no fuera por la fuerza de gravedad, que emergió en algún momento junto al tiempo-espacio, no habrían sucedido muchos fenómenos que afectaron al universo, y al drama permanente de nuestro planeta. ¿Estaríamos quizás en el ámbito de lo increado, en el espacio absoluto? Cada cual podrá resolver esta pregunta en consciencia, pero es infinitamente más hermoso pensar que nos hallaríamos donde está lo increado, donde se encuentra la Esencia inmaterial que antecede a la creación, o las creaciones.