Correo
Invasión rusa I
En estos días la humanidad está siendo testigo de una brutalidad desgarradora con el pueblo de Ucrania. Vladimir Putin, el dictador marxista de Rusia, discípulo de Stalin, de eso qué duda cabe, decide declararle la guerra a un país independiente y democrático que logró zafarse del comunismo con la caída de la Unión Soviética en el año 1991, lo quiere para sí mismo nuevamente y como se han negado, le declara la guerra, iniciando la más cruel invasión, destruyéndolo todo a sangre y fuego, matando a seres inocentes que lo único que desean es vivir en democracia y libertad.
Más encima tiene la desfachatez de advertirle al mundo que nadie se meta, porque "tengo una bomba nuclear para lanzarles". Vende miedo a toda la humanidad y los principales líderes de todos los países libres del planeta se lo compran, dejando libre al dictador para cometer genocidio y crímenes de guerra con inocentes ciudadanos. No es primera vez que un dictador marxista de Rusia abusa del pueblo ucraniano. Ya Stalin, entre 1931 y 1934, condenó a morir de inanición a millones de ellos por negarse a someterse a su plan de colectivización agraria, hecho que se conoce como "hambruna roja".
Alguna patología medica debe tener el dictador Putin para actuar con esa brutalidad. Viendo las imágenes de televisión y sus discursos, no hay que ser ningún especialista para no darse cuenta que por lo menos de narcisismo maligno padece.
Lo que sorprende es que en nuestro país, ningún dirigente de los partidos políticos, principalmente de esos que se hacen llamar defensores de los pueblos oprimidos del mundo, y que entrarán a gobernar el próximo viernes, no se pronuncian, no condenan nada, están en absoluto silencio y al parecer están también muy conformes que se sigan exterminando ancianos, mujeres y niños.
Alfredo Raddatz
Invasión rusa II
A más de diez días de la invasión maldita de Rusia a Ucrania, con alevosos y cueles asesinatos a cientos de inocentes, especialmente niños, ya comienzan a elevarse las voces al unísono por los comentaristas internacionales de la falta de liderazgos mundiales, desde la religión a la política, que puedan frenar esta maldita guerra que sin contar con el apoyo de nadie, carece de defensores reales en pararla, mientras el loco de Vladimir Putin sigue amenazando al mundo con una guerra nuclear que pareciera tener impávidos y de rodillas a las demás potencias del orbe.
Incluso se señalan las notorias ausencias de Angela Merkel y Donald Trump, que habrían ya actuado de otra manera y no ser cómplices pasivos, como lo han hecho hasta ahora Estados Unidos, Francia, Alemania, Inglaterra, China, etcétera. Este genocidio no puede seguir en el escenario de tímidas voces cómplices.
Hoy, el hombre ha vuelto a su estado original, de mentes enfermas que no respetan nada, por falsas cuotas de poder y expansión en tierra de sus propios hermanos. Nadie habría pensado que después de la pandemia mundial del covid 19, el hombre no habría aprendido nada.
Desde el sur del mundo abogo porque los líderes mundiales se pongan al servicio de la vida y los tan trastocados derechos humanos. Reiterar con fuerza la solidaridad para nuestros hermanos -seres humanos ucranianos- en estos aciagos días y tiempos.
Eduardo Nievas Muñoz
"Nacer bajo el caos"
Desde hace ya un tiempo se ha hecho más evidente la celebración del Día de la Mujer, en el cual se hace un reconocimiento a nuestro género por los logros y avances en distintos ámbitos tanto políticos, profesionales, deportivos, etcétera. A nivel país hemos avanzado en la inserción de la mujer al trabajo, la ciencia, academia y liderazgos innatos que han florecido en este tiempo de pandemia.
Sin embargo, este año es diferente. La invitación es a la reflexión por todas aquellas que están viviendo la guerra en Europa. El nacimiento es un acontecimiento que marca la vida de la mujer tanto de manera positiva como negativa. Los traumas de vivencias dolorosas muchas veces son imborrables de la memoria femenina y pueden volver una y otra vez.
Hoy existen mujeres que están pariendo en un ambiente donde el armamento de guerra resuena en sus oídos, invaden su tierra y pierden su hogar. Muchas de ellas están huyendo para sobrevivir, algunas con embarazo en evolución, unas ad portas de un parto y otras simplemente pariendo donde pueda ser más seguro.
Por aquellas niñas que han incorporado a la historia de su infancia el dolor generado por este caos, aquellas adolescentes que van a tener que crecer forzadamente, por las mujeres que se han quedado sin su amado, por las puérperas con sus pechos llenos de alimento sin poder disfrutar la llegada de su hija (o), por las adultas mayores que deseaban vivir con la tranquilidad de haber cumplido sus proyectos, para todas ellas mi más profundo respeto por el dolor que están viviendo. Hoy sólo nos queda pedir por ellas para que la paz pueda volver a sus vidas.
Sara Parada Ibáñez, académica de la Universidad Andrés Bello
"Carta a un no-feminista"
Con relación a la "Carta a una feminista" del columnista Joaquín García-Huidobro (publicada en la edición del sábado de El Llanquihue), es importante señalar que Chile ya cuenta con una Ley de Identidad de Género que reconoce a las personas trans -somos personas, no una "teoría queer"- y que esta ley no derivó en cambios de sexo registral para obtener ventajas deportivas, beneficios en jubilación, aprovechar cuotas de género ni ninguna de las hipótesis descabelladas que postularon los opositores al proyecto.
Es cierto que las personas trans practicamos deportes, también de forma competitiva. Pero un ordenamiento deportivo en base a los genitales como el que defiende el columnista no funciona, ya que los niveles de testosterona de un hombre transgénero -aunque sus cromosomas sean los mismos que Martina Navatrilova- pueden representar mayor ventaja que cualquier mujer transgénero. Por eso la forma de incluir a las personas trans en cada categoría se está discutiendo y resolviendo en cada disciplina deportiva.
El feminismo se opone a que nuestros genitales definan el lugar que nos corresponde ocupar en la sociedad. ¿Cómo puede extrañar que el movimiento mayoritariamente apoye el reconocimiento de las personas trans? La invitación para los no-feministas este 8M es a superar las preguntas retóricas y escuchar las necesidades reales.
Sin duda habrá discrepancias respecto de cómo resolverlas, pero el diálogo será más enriquecedor si se parte conociendo nuestras posiciones, en lugar de emplazarnos por no adherir a un ideario conservador.
Alessia Injoque, directora de la Fundación Iguales