Alcalde de Mariúpol denuncia el hallazgo de una fosa común que podría tener hasta 9 mil cuerpos
INVASIÓN. Acusó a fuerzas rusas con fotos satelitales como prueba, mientras que ONU ve "evidencias crecientes" de crímenes de guerra. Otra fosa fue descubierta más tarde.
Agencias
La existencia de una gigantesca fosa común donde supuestamente pudieron ser enterrados entre tres mil y nueve mil cadáveres denunció ayer el alcalde de la ciudad ucraniana de Mariúpol, Vadym Boychenko, quien exhibió imágenes satelitales como prueba.
El alcalde del puerto mostró las imágenes en su cuenta de Telegram. "En las fotos (tomadas) por Maxar el 9 de abril, el sector de la fosa común en Mangush (en el área de Mariúpol) es 20 veces más grande" que la de Bucha, reza el mensaje.
Boychenko sentenció que "el mayor crimen de guerra del siglo XXI se ha cometido en Mariúpol. Este es el nuevo Babi Yar. Hitler luego mató a judíos, gitanos romaníes y eslavos. Y ahora (el presidente de Rusia Vladimir) Putin está destruyendo a los ucranianos".
Añadió que "ya ha matado a decenas de miles de civiles en Mariúpol. Y esto reclama una fuerte reacción de todo el mundo civilizado. Algo tiene que detener el genocidio".
Al cierre de esta edición, el concejo municipal de Mariúpol publicó otra foto satelital, de Planet Labs, que muestra lo que sería una fosa común de 45 x 25 metros y que podría contener los cuerpos de al menos otros 1.000 habitantes.
Esta fosa se ubicase encuentra en la localidad de Vynohradne, al este de Mariúpol.
Con cerca de medio millón de habitantes, Mariúpol es el principal puerto en el mar de Azov y es clave en los intentos rusos de enlazar las autoproclamadas repúblicas de Donestk y Lugansk con la ocupada Crimea.
Poco antes de la denuncia de la gran fosa, el presidente Vladimir Putin anunció la toma completa de la ciudad portuaria, pese a que aún queda por ocupar la acería de Azovstal.
Mariúpol ha sido constantemente bombardeada desde casi el inicio de la invasión y, según su alcaldía, varios miles de personas han muerto durante el asedio a la ciudad, donde aún permanecerían unos 100.000 civiles sin ningún tipo de servicio básico.
DOS mil soldados
En tanto, el Ministerio ruso de Defensa afirmó ayer "en Mariupol la situación se ha normalizado. Los habitantes de la ciudad tienen ahora la posibilidad de moverse libremente por las calles sin esconderse del bombardeo de los nazis ucranianos", dijo e vocero castrense Igor Konashénkov.
Agregó que se está entregando ayuda humanitaria a la población que permanece en la ciudad, como alimentos, agua y artículos de primera necesidad.
"Las autoridades de la República Popular de Donetsk están organizando la limpieza de escombros de las calles y la retirada del equipo militar ucraniano afectado", apuntó.
No obstante, cerca de 2.000 soldados ucranianos aún resisten en el complejo siderúrgico de Azovstal cercados totalmente por las fuerzas rusas.
Desde ese mismo lugar, uno de los militares defensores señaló a la cadena BBC que gran parte de la instalación está destruida y que hay muertos y heridos.
Svyatoslav Palamar, del regimiento de Azov, agregó que los ucranianos habían repelido oleadas de ataques rusos, que habían disparado contra la planta siderúrgica desde buques de guerra y arrojado bombas "destructoras de búnkeres".
"Todos los edificios en las instalaciones de Azovstal están prácticamente destruidos" y "tenemos heridos y muertos dentro de los búnkeres. Algunos civiles están atrapados bajo los edificios derrumbados", añadió el militar.
Bachelet
En paralelo, desde la Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet sostuvo que ve "evidencias crecientes" de crímenes de guerra en Ucrania por parte de las tropas rusas.
La alta comisionada dijo que en Ucrania las fuerzas rusas "han bombardeado indiscriminadamente áreas pobladas, asesinando civiles y destruyendo hospitales, escuelas" y otras infraestructuras no militares. Esos son indicios de posibles crímenes de guerra en estas ocho semanas de conflicto, en los cuales "la ley humanitaria internacional no sólo ha sido ignorada, sino totalmente abandonada".
El ataque a la estación de trenes de Kramatorsk el 8 de abril, con la muerte de 60 personas y 111 heridos, simboliza la falta de respeto a las leyes internacionales que prohíben acciones militares indiscriminadas de este tipo, dijo Bachelet.