Pandemia y un mayor sobrepeso
Las restricciones de movilidad y los hábitos alimenticios influyeron negativamente en la condición médica de muchas personas. Diabetes, patologías cardiovasculares e hipertensión asoman como enfermedades en las que influyen el sobrepeso y la obesidad.
Las cuarentenas y medidas restrictivas que se adoptaron hace más de dos años para que las personas no salieran de sus casas a exponerse a contagios con el coronavirus, tuvieron también un impacto en la salud física y mental. Si bien estas acciones fueron en el sentido de resguardar la vida de las familias, en el período de mayor contagio limitaron la actividad física, ya que no se adoptaron hábitos de reemplazo, como realizar ejercicios dentro de la casa.
A esta inactividad se agregó la mayor propensión a comer en exceso, con lo que se agravó la condición de sobrepeso y obesidad de los chilenos. El año pasado se dieron a conocer los resultados de la "Encuesta de consumo de alimentos y ansiedad durante la cuarentena por covid-19 en Iberoamérica", que arrojó que el 44% de los chilenos aumentó de peso en cuarentena. Cuando se considera la calidad de la dieta, los españoles fueron los mejor evaluados, con una dieta mediterránea, con más frutas y alimentos integrales. Chile es el que tenía la peor calidad, con menos consumo de frutas, mucha pastelería casera y frituras, y con alta ingesta de alcohol. En consecuencia, con mayor consumo de alimentos muy calóricos y menos gasto energético por la poca actividad física, el resultado fue el sobrepeso. También un estudio de la Asociación de Municipalidades de Chile reveló en plena pandemia que el 47% de los chilenos no desarrollaba actividad física.
El sobrepeso y la obesidad tienen impacto directo en enfermedades como la diabetes, patologías cardiovasculares e hipertensión, que se encuentran entre las que provocan más muertes. Por el contrario, los ácidos grasos Omega 3, presentes en los productos del mar, están asociados a los beneficios de la salud del corazón, disminuyendo los riesgos de enfermedades cardiovasculares. Su consumo también se ve reflejado en la salud mental, ya que ayuda a mejorar la atención y el aprendizaje, el soporte de la memoria y la reducción de los síntomas de depresión. Por ello, los expertos en nutrición recomiendan reemplazar la ingesta de dietas ricas en grasas y azúcares por alimentos en su estado natural, como frutas, verduras, lácteos, legumbres, granos enteros, carnes magras, pescados, mariscos y algas.