Conciencia con el medio ambiente
A propósito del reciente Día de la Tierra, es perentorio que cada ciudadano aporte con lo suyo en la preservación del entorno. Hay suficiente constatación acerca del estado límite al que ha llegado el planeta por culpa de una exagerada intervención humana.
Pocos años lleva la conversación medioambiental y, en general, el cuidado de la Tierra. En general, es una materia del postmodernismo, aunque ciertamente ha estado presente en todas las culturas -sobre todo orientales y aborígenes-, donde la existencia humana se entiende como un elemento más. Quizás como nunca el planeta está sometido ahora a cambios de magnitud, los que tienen un origen antropogénico, vale decir, causados por el hombre y no situaciones distintas. El calentamiento global que ha generado la humanidad, con todas sus consecuencias, es la mejor prueba de ello.
El viernes pasado se conmemoró el Día Internacional de la Tierra, cuyo principal promotor fue el senador estadounidense Gaylord Nelson, quien reclamó este día para crear conciencia común a los problemas de la superpoblación, generación de contaminación excesiva en procesos productivos, conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones.
Ya está bastante socializado que el daño causado a la Tierra es gigantesco. Aguas y territorios contaminados, emisiones de gases de efecto invernadero, que tienen al mundo en un cambio con insospechadas consecuencias. El aumento de las temperaturas es un efecto de ello, pero también una causa para otros aspectos que no siempre son materia de análisis, como el aumento del nivel del mar, la probable desaparición o mutación de numerosas especies, modificaciones de la geografía y cambios que eran insospechados en el clima.
Todo hace parecer que hoy la conciencia ecológica crece. Así también se desprende de los movimientos sociales que han puesto de relieve estas discusiones. En Chile, el tema energético ha sido relacionado en el último tiempo con eventuales daños a la naturaleza. Pero más allá de los grandes temas medioambientales, existen aquellos particulares o menores, pero no menos importantes, confinados a las comunidades, en los que la conciencia ecológica no existe. Están desde quienes lanzan basura a los ríos, lagunas o al mar, o incluso quienes tiran a diario sus desperdicios en las calles o en las playas.
Es frecuente que muchos asignen a los demás la responsabilidad de mantener limpio el ambiente y sus ciudades, pero no entienden que es una tarea que parte por cada uno.