Hace muchos lustros ya, conversábamos con mi padre y pensábamos en una nación grande, fuerte, de mágicas proporciones, que se extendía desde el norte hasta las tierras australes, llegando a la Antártica chilena. Él pensaba que los selk'nam, habitantes de Tierra del Fuego, habían llegado de los hielos con su cosmovisión cargada de profundos significados. Los admiraba, como a tantos otros pueblos originarios que conformaron esta patria nuestra, y siguen siendo parte integral de ella.
Luego, dos décadas atrás, se fue dando cuenta que habían nubarrones muy oscuros en el horizonte, signos que apuntaban a una futura involución política, social y territorial; premoniciones que fueron plasmadas en un libro que tituló "Se acabó Chile". A la luz de los últimos acontecimientos, y la propuesta de dividir a nuestro país en a lo menos diez territorios autónomos que den cabida a otras tantas etnias indígenas, su vaticinio estaría cumpliéndose en la actualidad.
Si analizamos detenidamente los profundos "cambios culturales" que se están intentando implementar a través de una propuesta constitucional, se podrá entender que son indicativos del camino que se está trazando para Chile, especialmente dentro del actual Gobierno donde los comunistas tienen la hegemonía política y filosófica sobre su forma de actuar. En palabras simples, lo que se busca es la desaparición de la nación, de la patria física, para transformar a Chile en una entelequia cuyas consecuencias ulteriores nadie ha medido seriamente.
Ha caído sobre Chile un manto sombrío, el cual ha implicado que muchos individuos ultra progresistas, cuyas mentes aparentan estar siendo manejadas, propongan normas y políticas claramente dañinas para nuestro futuro, para la permanencia de la Nación. La más perniciosa de ellas siendo el concepto de Estado Plurinacional, es decir la idea de una sociedad con varias naciones (en nuestro caso etnias), unidas en un Estado con un gobierno pluri o multinacional, y sujetas a una Constitución Política totalmente confusa. Nuevamente, una entelequia que es sumamente utópica, y que sólo existe en la imaginación de algunos. Cualquier estratega serio podría darse cuenta que considerando la realidad histórica de Chile, y su composición racial, aquí estaría la plataforma para crear disputas étnico-territoriales mayores, y una semilla de la discordia implantada para el futuro desmembramiento de Chile. Somos una sociedad con una combinación étnica pareja, donde nos sentimos chilenos y chilenas sin la necesidad de hacer distinciones enojosas, pues nunca formaron parte de nuestra tradición. Y lo que es más negativo aún, poniendo a unos por encima otros (pueblos indígenas por sobre el resto de la ciudadanía).
Pues bien, a muchos de los filósofos y pensadores de este Chile alternativo, se les introdujo en sus mentes la idea de cambiar los conceptos sobre la "estructura física" de nuestro pueblo, la cual está muy ajena a esta noción totalmente foránea. Mientras en Chile se pretende atomizar el país en comunidades autónomas regidas por las leyes de la biología, vemos como Putin está dispuesto a ir a la guerra con tal de preservar la integridad étnica, territorial y nacional de los rusos en Ucrania, bajo el ideario de una sola nación. No estoy a favor de la invasión, pero es mi deber advertir que la política de la plurinacionalidad confunde, divide, y a la larga siembra el caos.