Pinceladas a un legado que enaltece la historia local
La Escuela de Angelmó, transformada en la actual Asociación de Artistas Plásticos de Puerto Montt, es una de las instituciones que más ha marcado a la capital regional, no solo en el ámbito cultural, ya que también ha sido un hito a nivel de sociedad. Aquí algunos de los trazos más remarcables de su rica historia.
Justo en el ombligo del Siglo XX, en Puerto Montt, se organizaba un movimiento que cambiaría para siempre la trayectoria artística de la ciudad.
De frente al mar, con sus atriles y pinturas, un grupo de artistas ponía su atención en las lanchas chilotas, el oleaje y la naturaleza que rodeaba la caleta Angelmó.
Un grupo que, a punta de talento, mentoría entre ellos y una temática muy especial, se haría conocido con el tiempo como "Escuela de Angelmó", movimiento que con el correr de los años vería consolidarse a grandes artistas como Manuel Maldonado (Manoly), Gastón Gómez, Lorenzo Stuardo, Luis Vicencio y Carlos Laroze, entre otros.
Tras el terremoto de 1960, fue precisamente este grupo el que logró mantener el espíritu en alto para llegar a construir -con aportes mexicanos- la Casa del Arte Diego Rivera.
Grupo Plástico Angelmó, Amancay, Asociación de Pintores de Puerto Montt y la actual Asociación de Artistas Plásticos de Puerto Montt, son los rastros de la transformación en el tiempo de una agrupación que, de una u otra forma, se las ha arreglado para, más allá de sus denominaciones, ganarse un espacio indeleble en la historia local, naciendo de la observación en detalle de la realidad de la caleta hasta llegar a la profesionalización marcada por el trabajo colectivo, la modernidad y propuesta de sus nuevos miembros.
Mirada en reversa
"El pintor chillanejo Arturo Pacheco Altamirano comenzó a pintar in situ, en la caleta de Angelmó y junto a otros pintores de Puerto Montt, dieron inicio al Grupo Plástico Angelmó, del cual somos los continuadores. Fueron 15 pintores más o menos, de los cuales queda un integrante de ese tiempo que es Lorenzo Stuardo", rememora Gabriel Valerio, uno de los íconos de la asociación.
Característica de pintura frente y en directo a su objetivo que fue el principal sello del movimiento -que aún practican algunos de los integrantes-, pero que también ha dado paso a otras formas.
"Hemos hecho algunos cambios en términos de formato, de visión de formato. Entonces ya el pintor de terreno, de pleno aire, (ahora) se mete un poco en la intelectualidad, la ponencia y el trabajo colectivo. Y este trabajo colectivo es muy interesante, porque los que no son más hábiles en algunas cosas, se van apoyando en los más fuertes y vamos homogenizando la exposición para generar una obra mucho más profesional en esos ámbitos", comenta Fernando Kuschel, ex presidente de la Asociación de Pintores.
En la mirada de largo plazo, el ex representante recuerda el impacto que tenía la agrupación, en sus inicios, para quienes se acercaban a su quehacer.
"Como a los 14 o 15 ingresé a la asociación y actualmente tengo 59. En ese tiempo, cuando uno tenía un interés o deseo artístico, se acercaba alguien que pintaba y en el barrio siempre estaba el "Paco" Paredes, que era suboficial de Carabineros. Él, conversando, me invitó a la asociación y ese encuentro fue bastante mágico, porque, imagínese un joven subiendo a un segundo piso de una casa vieja, llena de pintores. Entonces, uno se encuentra solo con gente de diferentes edades, que se dedican a la pintura. Eso para mí fue un impacto muy grande, me gustó y gracias a eso soy profesor de arte (...) en esa época era mucho terreno, mucha salida a pintar más que grandes elucubraciones conceptuales. No obstante,