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después cuando se conversaban las pinturas, uno podía aprender de los más viejos", acota.
"Cuando yo fui presidente, los cambios que hice fue separar la pintura in situ, con caballete y pintando en Angelmó, haciendo una intención de ocupar un territorio en el cual nosotros pasábamos, pero la gente no nos conocía. Entonces, al pintar al aire libre, la gente empezó a tener una relación más directa con los pintores y a sentirse que son parte. Después esa pintura se deja en una galería, que lo hemos hecho vía proyectos, y esa galería viene siendo un pequeño formato para que el turista se lleve este souvenir y que viaje por el mundo. Entonces hay ocupación territorial y difusión por el mundo de la pintura bordemar, como el proyecto que tenemos con Flor de Agua, que es un centro cultural en el cual estamos exponiendo durante todo el año, con rotativas cada un mes aproximadamente".
Detalla, eso sí, que también hay "pintura para la gran academia, para las grandes ligas de la pintura, que vendría siendo para nuestro aniversario, el 30 de mayo, cuando sacamos nuestra personalidad jurídica, y pedimos la sala del Diego Rivera y ahí abordamos un tema, intelectual, filosófico -el último fue las dicotomías que se dan en términos políticos, religiosos, medioambientales- y cada uno pinta cómo ve el tema, haciendo bocetos, hasta llegar a la tela definitiva que se va pidiendo al final un curador externo que pueda darnos alguna indicación para terminar de mejor forma".
Desde la actual posición de testera del organismo, Ernesto Mancilla recuerda el lejano 1975, cuando era un joven de tercero medio, aspirante a dedicarse a los colores y los pinceles. Años después, detalla con orgullo que ha sido uno de los pocos pintores que no se ha alejado nunca de esta institución, conociendo y experimentando un sinnúmero de exposiciones y actividades relacionadas a la pintura, tanto así que "he sido directivo en varias ocasiones, siendo primero secretario y luego presidente de la institución en dos oportunidades". "Ser dirigente de nuevo hoy día, ha significado una responsabilidad cada vez mayor, porque pesa sobre nuestros hombros una historia muy larga de varias generaciones de pintores", reconoce.
Desde la nostalgia, en mirada de pasado y presente, dice que "hacia mediados de los años setenta, cuando llegábamos los más jóvenes a la asociación de esa época, conocíamos y nos empapábamos de las enseñanzas de los maestros como Gastón Gómez, Carlos Laroze, Manuel Maldonado (Manoly), Hugo John, Bernardo Olavarría, Pedro Bustamante, Flavio Rosas y Juan Rivera, entre muchos otros".
Estima que de este movimiento inicial está la herencia de los pintores de Angelmó, de la Asociación de Artistas Plásticos de Puerto Montt, "porque aun cuando desarrollamos distintos tipos de pintura más contemporánea, siempre estamos trabajando en terreno (in situ), en la época estival cuando mejora el clima, rememorando a los antiguos maestros, portando nuestros bártulos, caballete (atril), caja de pintura de madera, etc. y las obras producidas en estas salidas las exponemos en forma permanente todo el año en la galería de arte que tenemos en Angelmó".
Un aporte indudable
Lo que ha significado y sigue representando este grupo es algo que destacan los artistas, más allá de sus vínculos.
Un ejemplo de esto es el reconocido pintor Luis Rojas Quijada. "Yo estuve en la asociación cuando recién comencé a pintar, me invitó Manoly, destacadísimo pintor de nuestra región, y en ese contexto trabajé con ellos, participé en todas sus actividades como un miembro disciplinado y creo que participé en los mejores términos", relata.
"Al andar de un par de años, yo no pude ir a las reuniones porque empecé a hacer clases de pintura en mi taller , entonces finalmente salí de la asociación, pero tengo un buen recuerdo de la gente con la que me tocó vivir ahí. Todos éramos personas muy gentiles de la época. El vínculo que yo tengo ahora es artístico distante, pero amistoso y cordial", cuenta el artista.
Sobre lo que ve actualmente, dice que se ha percatado que "en los últimos años ha habido una evolución del punto de vista que ha llegado gente nueva, hay algunos jóvenes muy talentosos en la asociación, que he visto su trabajo y su desarrollo que se ve fortalecido y creo que sigue siendo un aporte para la cultura local y regional, de todas maneras. El trabajo que se haga entre ellos siempre va a ser positivo y en favor del quehacer artístico".
Desde la academia, Jorge Ferrada, investigador de artistas ULagos, artista autodidacta y actor, explica que "fue muy importante la generación de estos primeros pintores nacidos o motivados al alero de Pacheco Altamirano, algunos nombres como Hardy Wistuba o Manuel Maldonado, dieron como un puntapié inicial a una forma de trabajar el arte que salía de los talleres de casa, de los que están en cuatro paredes, toda esa tradición que venía desde Europa. Sin duda, muchos artistas del sur austral tomaron la tradición de salir a retratar lo que está ocurriendo en el territorio y en el contexto en el cual ellos viven. Eso fue súper importante de esta primera generación que mantuvo una tradición de artistas posteriormente, como Rubén Schneider, la misma Katherine Hrdalo. Se sintieron sumamente inspirados en esta forma no tradicional del caballete de pintar, es decir, académica, sino que más bien retratar o inspirar en la obra aquello que quizá el público no iba a ver con tanta facilidad en las exposiciones".
"Esta generación inicial y los que vinieron después comienzan a retratar el rostro de los cuerpos, los gestos de aquellos que no han sido citados en los libros, no son fotografiados como grandes baluartes; los pescadores, los obreros, la mujer trabajadora, la tejedora. Ese hecho de poder llevar a una obra la temática del mundo social fue inicialmente con esta primera generación de Angelmó".
"Mantener una comunidad de artistas trabajando en torno al territorio es el mejor enganche que puede tener lo artístico y cultural en la región, es decir, hay una organización que está visibilizando la identidad, un territorio con todas sus dificultades o problemáticas que pueda tener, actualmente está visibilizando el arte a la luz de tradiciones que no son académicas, que no son necesariamente el cuadro de caballete o la recurrencia de la marina, del bote, de ese paisaje".
¿Apoyo?
Quien también pasó por allí, con éxito y en un rol relevante, es la destacada artista -hoy radicada en Suiza- Rossy Oelckers: "En el tiempo que estuve logré hacer muchos adelantos como presidenta, como sacar la personalidad jurídica y también logré realizar el primer encuentro de Pintores en Puerto Montt, invitando a pintores de la región, apoyando a muchos pintores, adquiriendo o comprándoles obras para su mejor vivir".
Pese a la formalidad de este estatus, hay diferencias entre las opiniones sobre qué papel han jugado las autoridades en el fomento de tan relevante grupo.
"No hay mucho (apoyo de autoridades), pienso que más reconocimiento hacia nosotros ha habido desde la comunidad que nos ubica y nos sigue, especialmente en nuestras exposiciones, o a través de las redes sociales, que desde el punto de vista de las autoridades; porqué lo digo, porque cuando realizamos exhibiciones oficiales en el recinto más importante que tiene la ciudad, como la Casa del Arte Diego Rivera, invitadas las autoridades, particularmente las del ámbito cultural, 'brillan por su ausencia'. Entendemos que están preocupados de cuestiones más importantes, pero el arte es tanto o más importante para la salud mental y espiritual de la comunidad", reclama el actual presidente Ernesto Mancilla.
Menos crítico es Gabriel Valerio, para quien "los gobiernos y municipios nos han apoyado en diferentes períodos, tanto para las exposiciones como también para los proyectos. Desde 2005, aproximadamente, tenemos en comodato, nuestra sede-galería en Angelmó, en el sector palafitos. Así hemos podido seguir haciendo actividades in situ".
Sobre lo que viene de aquí en más, Mancilla dice que "hay que seguir luchando como siempre lo hemos hecho, como todos los artistas, a quienes nadie le regala nada, sin dejar de ser optimistas, haciendo proyectos, con trabajo y esfuerzo, pintando todo el tiempo, haciendo itinerancias fuera de la ciudad, generando nuevas exposiciones, como ejemplo, cada año en mayo -durante nuestro aniversario-, generamos una exposición oficial, donde proponemos un tema y abordamos como un desafío esa nueva propuesta, haciendo nuestra pintura más contemporánea y acorde a los tiempos que nos toca vivir, siempre dándole a estos temas universales, una mirada regional y con mucho color".
Con respecto al rol de apoyo, la seremi de las Culturas y el Patrimonio de la región, Cristina Añasco, asegura que "en plena pandemia desde la Secretaría Regional fueron apoyados con el financiamiento del proyecto 'Regal-Arte en pandemia', hermoso trabajo colectivo que difundió la obra de los pintores de Angelmó, aportando 22 pinturas de pequeño formato para ser donadas a instituciones públicas de la región. Justamente a través de esto, se contribuyó a poner en valor la obra artística de los pintores de esta asociación.
Consultada sobre cuál es la relevancia de este grupo en la comuna y la región, la autoridad asevera que "sin duda es uno de los referentes, al pensar en la pintura del sur de nuestro país. Su trayectoria ha convivido con el paso del tiempo y los cambios que ha experimentado Puerto Montt y Angelmó, así también el paso de cada integrante ha contribuido a acercar cada vez más esta asociación al público".
la galería actual de la asociación, ubicada en la caleta de angelmó.
en los albores de los años 90' la asociación de artistas plásticos de puerto montt logró su personalidad jurídica.
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"Hay que seguir luchando como siempre lo hemos hecho, como todos los artistas a quienes nadie le regala nada, sin dejar de ser optimistas, haciendo proyectos".
Ernesto Mancilla, presidente actual de la asociación