Correo
Detención de Llaitul 1
Finalmente Héctor Llaitul fue detenido. Ya parecía que Impuestos Internos y la Fiscalía Nacional iban a actuar con diligencia sólo cuando Llaitul pusiera una planta de celulosa.
José Luis Hernández
Detención de Llaitul 2
Está tan exacerbado el ambiente político que hasta la detención de Héctor Lllaitul, por parte de la PDI, ha dejado comentarios ideologizados. Unos dicen que favorece al Apruebo y otros que favorece al Rechazo, pero la verdad es que no favorece a ninguna de las opciones, sí favorece a la ciudadanía que quiere vivir en paz y por ello se manifiesta a favor de su detención.
Además, otros, por desconocimiento, refieren que Llaitul estaba prófugo, y con ello solapadamente criticaban su no detención, pero por ignorancia o por maldad no saben la verdad, y ella no es otra que los detectives sin una orden competente no pueden detener a persona alguna, salvo por flagrancia, y en este caso la PDI recibió una orden de detención y la cumplió buscando la mejor oportunidad para ello, evitando que el detenido se resistiera y logrando una muy limpia, clara y transparente detención. Otros hablan de oportunidad.
La Fiscalía, cuando corresponde y contando con pruebas, solicita a un juez la orden de detención, y luego de que ella es recibida por la PDI, es esta institución la que busca la mejor ocasión para que se cumpla.
El mejor ejemplo es la detención de Héctor Llaitul, ahora lo que sigue es tema de la justicia, y de los antecedentes que aporten la Fiscalía, los querellantes particulares y por cierto, el Gobierno como querellante principal.
Alberto Contreras Silva
Detención de Llaitul 3
No sé por qué se me ocurre que debe haber varios políticos de izquierda nerviosos con la detención de Héctor Llaitul, sobre todo al enterarse que hubo interceptación telefónica en las pesquisas de la PDI.
Eduardo Pérez
Robo de madera
Hay que ser muy "cara de palo" para justificar el robo de madera.
Jorge Valenzuela Araya
Vandalismo en espacio público
El atentado grafitero en una cúpula del Museo de Bellas Artes, en Santiago, y la destrucción de un brazo de la escultura de madera del futbolista Ben Brereton, en Penco, revelan la desafección de unos pocos sobre el patrimonio social; es decir, aquello que heredamos, nos identifica y une en los espacios públicos. El primero, una expresión hedonista vandálica y el segundo, destrucción sin sentido.
Cultores del grafiti y del muralismo aportan a la estética de barrios capitalinos como en Franklin, Brasil, Yungay, Bandera, Bellavista, Lastarria o San Miguel. Suman a la estética urbana exposiciones abiertas en Valparaíso, en la escalera Fischer y pasaje Gálvez; la escalera de piano y el arte callejero camino a La Sebastiana. Otros centros urbanos, como Valdivia, también regalan belleza callejera en los murales del acordeonista de calle Errázuriz, el mural del Cesfam de Las Ánimas, el de la ex Chunga Chacotera en calle O'Higgins y el del terremoto frente al Teatro Cervantes.
En esta acotada mirada aparecen decenas de espacios de comunicación, cultura y arte que se replican en todo Chile, donde se habla de "un nosotros", de una identidad. Un sanmiguelino me recordó, con orgullo, el museo a cielo abierto, donde los vecinos cuidan los murales que visten los edificios de un conjunto habitacional y han convertido ese espacio en un ícono y un ejemplo a seguir.
El espacio público, en sí mismo, es esencial para la vida cotidiana y el ejercicio democrático de una sociedad. Sin embargo, cuando se vandalizan sitios o representaciones simbólicas de una comunidad, se niega el sentido de pertenencia y de "un nosotros". Por eso lo ocurrido en el Museo de Bellas Artes y el destrozo de una parte de la estatua de Brereton constituyen hechos indeseados que violentan el alma de nuestra identidad.
José Miguel Infante, académico de la Universidad Central
Agenda de productividad
Es innegable el desafiante momento que vivimos en materia económica, pero es precisamente ahora cuando se vuelve imperativo que se tomen medidas para activar al mundo emprendedor.
Es tremendamente relevante y oportuno el anuncio del Ejecutivo esta semana, adelantando que presentará una agenda de productividad en este segundo semestre y anunciando la formación de una mesa público-privada que buscará fomentar la inversión y aumentar la productividad, junto a iniciativas que potencien las pymes y ayuden a su formalización.
Una agenda de productividad ejecutada correctamente podría destrabar varios de los dolores que hoy enfrenta el mundo emprendedor, como la digitalización de procesos, incrementar las eficiencias en el Estado y fomentar medidas que permitan desestresar la cadena logística. Esperamos que el mundo político le otorgue la seriedad y urgencia que corresponde, para que podamos ver un impacto positivo no sólo en el emprendimiento, sino que en todo el país.
Alfredo Grez Kaulen, presidente de la corporación G100
Relevancia de los peatones
La Organización Mundial de la Salud estableció que cada 17 de agosto se conmemore el Día Mundial del Peatón, con el objetivo de promover el respeto hacia los peatones, recordar los derechos y obligaciones que implica el circular de esta manera, reforzar el uso de los espacios peatonales y difundir una cultura vial que reconozca su prioridad.
Aun cuando para algunos ser peatón es sólo un modo de transporte más, es mucho más que eso, pues resulta ser una acción que genera un beneficio para la salud y no contamina. Por ello, desde la academia, concordamos plenamente con el arquitecto danés Jan Geh cuando manifestó en una entrevista que "caminar debería ser considerado un derecho humano".
De ahí la importancia de generar las condiciones adecuadas para que desplazarse por la ciudad a pie sea una experiencia cómoda, segura y eficiente. Es por eso que llamamos a las autoridades a generar infraestructura que proteja a peatonas y peatones de manera tal de resguardarlos, no sólo porque son un modo de transporte vulnerable que en 2021 registraron un 23% de las muertes totales en siniestros viales en comparación a otros modos, sino porque simplemente caminar posibilita que las ciudades sean amigables y habitables.
Andrés Santelices Gálvez, académico de la Universidad del Desarrollo