Correo
Fin de puntajes nacionales
Recientemente la Subsecretaría de Educación Superior anunció que el tradicional reconocimiento a los puntajes nacionales será reemplazado, en la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), por las Distinciones a las Trayectorias Educativas (DTE). Como su nombre lo indica, esta medida busca reconocer el mérito de un estudiante, sin separarlo de su contexto, considerando aspectos tales como su género, el lugar donde vive, una situación de discapacidad, su grado de vulnerabilidad, por dar algunos ejemplos.
¿Qué significa esto? ¿Se acabarán los puntajes nacionales? No, la escala tiene un máximo y habrá estudiantes que lo alcanzarán. ¿No hay mérito acaso en los puntajes nacionales? Claro que sí, y probablemente las universidades continuarán muy interesadas en atraerlos.
¿Pero qué ha pasado con aquellos estudiantes que si bien no logran el máximo puntaje, obtienen un muy buen desempeño y en condiciones desfavorables? Hasta ahora han sido invisibles para el sistema y para nuestra sociedad, habiendo mucho mérito allí. En este sentido, la media apunta a un reconocimiento con mayor justicia social y nos ayuda a entender que la educación es un fenómeno complejo, multivariado y que el resultado educativo de un estudiante no depende exclusivamente de él, su entorno juega un papel determinante.
Marianela Navarro Ciudad, académica de la Universidad de los Andes
Violencia escolar
El impacto de la violencia escolar que vemos entre los estudiantes chilenos no puede dejarnos indiferentes. Todos los tipos de violencia en el aula afectan al aprendizaje de matemáticas, lenguaje o historia, pero especialmente devastador es el caso de los impactos del ciberacoso, duplicando los efectos adversos, según reportó el análisis a 182 mil alumnos realizado por el Observatorio en Ciudadanía, Convivencia y Bienestar Escolar de la Ufro (Universidad de La Frontera).
Estas repercusiones no sólo las sufren las víctimas, sino también quienes ejercen el daño, lo que da cuenta de que es necesario hacer un esfuerzo país por dejar de validar la violencia como forma de acción social en todo ámbito, lo que se expande a todos los rincones de nuestra sociedad.
Eduardo Hebel, rector de la Ufro
Inquietud por mercado laboral
La cesantía en Chile bajó a un 7,9% en el trimestre móvil comprendido entre mayo y julio, mostrando un aumento de un 0,1% en comparación con el mes anterior y un descenso de un punto porcentual respecto del mismo período de 2021, manifestando una recuperación del mercado laboral que se ve desde hace varias mediciones, tras dos años de pandemia.
La cifra se explica porque el alza de la fuerza de trabajo, un 7,4%, fue menor a la presentada por las personas ocupadas, un 8,6%. En tanto, las personas desocupadas bajaron un 4,8%, incididas únicamente por quienes se encontraban cesantes un -5,8%.
El desempleo se redujo principalmente por el impulso de los sectores: hogares como empleadores, industria manufacturera y comercio. Por su parte, la tasa de ocupación informal llegó al 26,6%, lo que implica una baja de 0,3% en los últimos 12 meses. Un dato a tener en consideración, la tasa de desocupación ajustada estacionalmente se situó en un 7,6%.
Como contención, el Banco Central subió las tasas de interés referencial del 2,75 % al 9,75 % en pocas reuniones, algo no visto en más de dos décadas. Pero un análisis más profundo al mercado laboral muestra un escenario preocupante: en términos de cantidad de empleos estamos lejos de los niveles previos a la pandemia. Además, el 44% de los empleos creados luego de la pandemia son informales.
Debemos considerar el problema de que los ingresos no han crecido. Con la inflación, los asalariados tienen un menor ingreso disponible, lo que genera un alza de la pobreza. La recuperación del mercado laboral dependerá de la capacidad de la economía de volver a crecer, de la estimulación de la inversión y, prioritariamente, el control de la inflación.
Manuel Cea, académico de la Universidad Andrés Bello
Jornada laboral de 40 horas
El Gobierno avanzó en su promesa de bajar la jornada laboral a 40 horas. Siempre es una noticia positiva que se persiga el objetivo de dar más espacio a los trabajadores para mejorar su calidad de vida: los colaboradores más felices tienen mayor salud mental, debieran poder ser más productivos y están más comprometidos con el trabajo. Pero el objetivo no es lo único que importa, sino cómo lograrlo.
Avanzar a las 40 horas es una meta desafiante como país, pero la flexibilidad debe ser la forma. Vemos con cautela la sobrerregulación presente en las indicaciones, porque en la práctica, establecer reglas tan específicas para cada rubro puede perjudicar a las organizaciones, pues la realidad de cada una es muy heterogénea.
El foco de la transformación del mercado laboral debe estar en marcos de entendimiento sólidos y sustentables, con flexibilidad necesaria para que cada empresa y colaborador pueda encontrar la mejor combinación, donde los empresarios deben adelantarse a la regulación y acordar con los trabajadores acuerdos y relaciones laborales modernas.
Hoy existen y se seguirán creando y adoptando nuevas formas y jornadas de trabajo, en una economía global donde no podemos perder competitividad como país.
Ramón Rodríguez M., gerente general de Trabajando.com
O'Higgins y Magallanes
Magallanes no fue sólo una palabra en boca de un moribundo Berbnardo O'Higgins, muy por el contrario, en su mente y espíritu el prócer sentía que algo le faltaba aún por hacer antes de pasar al más allá, y ello era la integración del austral territorio a la naciente república. Algunos ejemplos de lo anterior son las numerosas cartas enviadas desde su ostracismo a diversos personajes, en las cuales les manifestaba sus planes magallánicos.
En julio de 1830 escribió una carta cuyo destinatario no recogió la historia, en que habla de la colonización austral; en octubre del mismo año envía una misiva al Presidente Joaquín Prieto, en que le manifiesta que todos los pueblos originarios de la zona deben ser considerados chilenos. En 1831 le transmite a su amigo John Doyle la importancia de que Chile tuviera la llave de acceso al Pacífico y la necesidad de navegación a vapor por el estrecho. Al ver cerca su final y angustiado por la nula reacción, se esfuerza reiteradamente en sensibilizar a las autoridades, enviando en los últimos meses de vida a lo menos cuatro cartas al Presidente Manuel Bulnes y dos al ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores. No vería en vida el fruto de sus esfuerzos.
Antonio Yakcich Furche, Instituto O'Higginiano