Correo
Portazo a la refundación
Es tiempo de reflexión y mesura. El reciente resultado del proceso constitucional así lo indica. Un proceso que se inició desde la rabia, desde las frustraciones de millones de chilenos y, no es menos cierto, desde la violencia de un grupo menor, pero radicalizado. Buscando canalizar y conducir la crispación que existía en el país esos días, el Congreso y el gobierno buscaron zanjar, en forma apresurada, las condiciones del proceso constitucional que se iniciaría, grave error.
Se instaló, por presiones varias, un sistema de elección que distorsionó, gravemente, la igualdad del voto: convencionales constitucionales de pueblos originarios con muy baja representatividad en sus bases y con escasos votos, listas de independientes con bajos requisitos de entrada, los cuales fueron los grandes responsables de la escasa posibilidad de lograr acuerdos macizos en el proyecto de constitución.
Hago una mención honrosa a la soberbia e intolerancia de constituyentes como Stingo, Atria, Labraña, Barraza, Baradit, Bassa, Loncon y tantos otros, que por el contundente 80% en el plebiscito de entrada (con voto voluntario) se sintieron llamados a refundar nuestro país.
Un 62% del país, más de siete millones de ciudadanos, todas las regiones y más de un 95% de las comunas del país le pegaron un portazo al afán refundacional, a la propuesta y al proceso en sí.
Ahora que el proceso debe continuar, no se pueden cometer los mismos errores. Chile dio una lección al mundo que no está dispuesto a procesos refundacionales extremos y con ideologías fracasadas por lo que la inestabilidad que existía, en gran medida, se atenuó y debería seguir así. Ahora el Congreso y el Gobierno deben ponerse de acuerdo, sin imposición alguna, respecto del mecanismo y al plazo adecuado para lograr, de una vez por todas, una Constitución que sea realmente un nuevo pacto social para los próximos 50 años. Pensar en Chile y sus familias.
Felipe Cuevas Mancilla
Gobernadores y plebiscito
Con relación a la editorial "Gobernadores y plebiscito", en que soslayadamente se cuestiona la adhesión de 13 de los 16 gobernadores regionales de Chile a la opción Apruebo y en especial se alude al gobernador Patricio Vallespín, desde la experiencia del trabajo con la comunidad como ex alcalde de Frutillar por 12 años y el haber asumido diversas responsabilidades de gobierno en distintos períodos, no puedo estar menos de acuerdo con el cuestionamiento sobre la base de que quienes gobiernan no pueden expresar su legítima opción por "ser figuras que deben concitar unidad y representatividad regional", es decir, mejor guardar silencio para acomodarse a los resultados.
Conozco a los 13 gobernadores regionales que apoyaron la opción Apruebo y también conozco a los tres que no lo hicieron, y respeto la opción de cada uno de ellos como debe ser en democracia. La consecuencia de quienes sabiendo el escenario adverso que tenía una de las opciones (Apruebo) por la brutal campaña de desinformación cuestionada incluso internacionalmente, y el papel jugado en ello por los medios de comunicación, no hace sino generar todo mi respeto y consideración por quienes dejando de lado el cálculo político pequeño, dejando de lado el "olfato político" que dice que tu opción está en desventaja por lo ya señalado, optan de todos modos por dejar un testimonio de consecuencia y jugársela por lo que se cree mejor para sus regiones y Chile.
Vienen días en que veremos qué tan cierto era el compromiso de los que manifestaban que había que "rechazar para reformar" o para hacer una "Constitución mejor", una que nos una a "todos" y dejar así definitivamente atrás la Constitución de la dictadura.
Lo que sí es cierto es que Chile y en especial sus regiones necesitan de un Estado Regional y que los municipios se transformen en verdaderos gobiernos locales para mejorar realmente la calidad de vida de la gente, y que como país necesitamos un Estado social y democrático de derechos, en esas y otras tareas esenciales para terminar con las terribles desigualdades que tiene nuestra patria. Seguiremos trabajando quienes no calculamos lo que nos conviene, sino que ponemos por delante el bien común y nuestros principios.
Ramón Espinoza S., concejal de Frutillar
Izquierda y paternalismo
Más que el resultado del plebiscito, lo que ha desnudado a muchos personajes de izquierda es el profundo paternalismo exhibido a la hora de analizar la derrota del Apruebo.En lugar de autocrítica, he visto alusiones a la incapacidad de comprensión de los electores, tratando sencillamente de tonta a la gente. Y no faltan los que, incluso desde puestos de autoridad, apelan a un presunto rol maquiavélico de los medios de comunicación, olvidando que ellos mismos fueron elegidos en sus cargos en procesos democráticos.
Parece que la cosa es democracia cuando les conviene y otra cosa, cuando no. Cada vez que se vea a alguna autoridad hablando de eso, quedará claro que es de aquella tribu que desconfía de las capacidades del pueblo soberano. Lo demás es música.
Felipe Sánchez
Pobreza argumental
Decir que el Rechazo ganó porque la gente fue manipulada, por las fake news o por los medios, no es más que pobreza argumental.
Pedro Molina
Tuiteos "cortopunzantes"
El tuit es un arma cortopunzante usualmente envenenada que, si no se maneja con cuidado, mata al que la manipula.
José Luis Hernández
Reforma previsional
Los resultados del plebiscito fueron contundentes, y con ello un duro golpe a la propuesta original de reforma previsional, la cual ha sido postergada varias veces. Conceptos propios de sistemas de reparto, como solidaridad intra e intergeneracional, suficiencia y sostenibilidad, difundidos ampliamente en la campaña del Apruebo, tendrán que ser reemplazados por propiedad, heredabilidad y libertad de administración, los cuales fueron negados por la Convención, al rechazar la iniciativa "Con mi plata no".
Es el momento de avanzar en una reforma previsional transversal, y por lo mismo no hay que cometer el error común de los últimos dos gobiernos, de buscar destinar un porcentaje de la cotización adicional a un fondo de reparto, sino por el contrario, afianzar las cuentas individuales, y con algunos grados de liquidez sobre los fondos previsionales.
Eduardo Jerez Sanhueza