Sustancias ilícitas y consumo juvenil
Lamentablemente, se han combinado varios factores para normalizar el uso de la marihuana en el país, advertido así por los especialistas. El consumo de droga entre los niños y adolescentes ha alcanzado niveles preocupantes, en particular en las últimas décadas.
Beber alcohol en exceso y el uso de drogas son patrones de conducta que tienen cada vez más presencia en los jóvenes. Entre las causas que llevan a los jóvenes a consumirlas se conjugan varios factores, como baja autoestima, escasa percepción de riesgo, un medio familiar disfuncional o la necesidad de aceptación y pertenencia a determinados grupos, ante el abandono de los padres.
La ONU ha llamado a los países a luchar contra el consumo indebido de drogas, que se aceleró con motivo de la pandemia, y ha pedido que los padres tengan un rol más activo respecto de sus hijos. Una encuesta del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) reveló que más de la mitad de los consumidores mantuvo el consumo de alcohol y marihuana durante los años más críticos de la pandemia.
Las cifras de ingesta de drogas en los adolescentes y niños son alarmantes. Ha habido un aumento significativo del consumo juvenil a partir de 2000, a la vez que el uso se realiza cada vez a más temprana edad, con compras que no sólo se efectúan en los barrios, sino también cerca de los establecimientos educacionales. Muchas veces, un medio familiar deteriorado hace que un sector de los jóvenes opte por refugiarse en la bebida y en las sustancias ilícitas. Tristemente, el abuso del alcohol y las drogas conlleva en ocasiones la aparición de la violencia y el riesgo para los jóvenes de caer en alguna acción delictual.
Es evidente que los jóvenes hoy están más expuestos a la oferta, ya que la distribución se ha ramificado por todas partes y se encuentra, tal como lo revelan las intervenciones y decomisos que realizan las policías incluso en las cercanías de los centros de estudio, en los lugares donde van a divertirse o en los barrios donde viven. Es preocupante el incremento del consumo de marihuana, mientras que en paralelo han disminuido los índices de percepción de riesgo que tienen especialmente los niños y jóvenes acerca de los daños que provoca. La Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia de Chile ha advertido que la baja de la percepción de riesgo, el alza en la potencia de la marihuana y los intentos de legalizarla han demostrado ser alicientes para su consumo.