Ataques informáticos
La nueva tendencia de delitos cibernéticos obliga a Chile a mejorar su protección de datos. Chile ocupa, inquietantemente, un lugar destacado entre las naciones de América Latina más propensas a la acción de los ciberdelincuentes.
Chile tiene una de las tasas de penetración de internet más altas de Latinoamérica, lo que fue una gran ventaja durante los años críticos de la pandemia. Sin embargo, esto también ha representado un desafío frente a los ataques informáticos. Informes de la firma de seguridad Symantec ubican a Chile en el quinto lugar de los países latinoamericanos más propensos a los ciberdelitos. El tema se ha tomado la agenda pública, debido al hackeo de casi 400 mil correos del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y a los virus en el Poder Judicial. Los especialistas dicen que el ataque más recurrente en Chile ha sido el ransomware, técnica de los hackers para bloquear dispositivos, ya sea para demostrar su poder o exigir un rescate.
La segunda amenaza recurrente en Chile es el phishing o robo de información personal, como contraseñas o datos de tarjetas de crédito, que perjudica actividades y clientes del comercio mayorista, multitiendas y empresas de servicio. En tercer lugar están los ataques web, donde Chile ocupa también el tercer lugar en Latinoamérica y 40 en el ranking global.
Hace tiempo que se venía planteando que en el país hay falencias, por ejemplo, en la seguridad de los datos bancarios y comerciales. Hace unos años el Banco de Chile sufrió el ataque de un virus informático, que tuvo como objetivo el robo de 10 millones de dólares desde sus arcas. En la oportunidad, las autoridades plantearon que se debían adoptar medidas adicionales a las vigentes para que no sólo haya un ambiente más seguro, sino que los usuarios reciban el mensaje de que la banca está preocupada de la seguridad.
Los expertos han advertido que ha habido un significativo aumento de este tipo de ataques no sólo en Chile, sino que a nivel mundial, provocados por bandas organizadas, con conocimientos cada vez más sofisticados sobre vulnerabilidades, lo que obliga a tener una actitud proactiva y continua en cuanto a la protección de datos para mitigar los riesgos. Se cree que Chile se ha quedado atrás en normas internacionales de protección de datos, como las que tiene la Unión Europea o las leyes que rigen a las sedes de los grandes mercados financieros del mundo, por lo que es imprescindible ponerse al día en esa materia.