Humanidad y cambio climático
Así como los gobiernos deben adoptar medidas, las personas, desde sus particulares ámbitos de acción, también pueden aportar con lo suyo. Chile está embarcado en un ambicioso plan para dejar de usar las plantas termoeléctricas y apostar por energías renovables.
El 12 de diciembre se cumplieron siete años desde que entraron en vigencia las normas del Acuerdo de París, por el cual los países se comprometieron a impulsar medidas para reducir el cambio climático y efecto invernadero. Ese acuerdo fue adoptado como parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que estableció medidas que deben adoptar los países para la reducción de los gases de efecto invernadero. La concentración en la atmósfera de los principales gases de este tipo marcó un récord durante 2018. En el caso del CO2, el principal de estos gases responsables del calentamiento global, habría que retroceder al menos tres millones de años para encontrar una concentración tan grande en la atmósfera, cuando ni siquiera existían los seres humanos.
Como nunca el planeta está sometido a cambios que tienen un origen antropogénico, vale decir, causados por el hombre y no por situaciones naturales, como explosiones de volcanes o caída de meteoritos, tal cual pasó hace millones de años. Ya está bastante socializado que el daño causado a la Tierra es mayúsculo. Aguas y territorios contaminados, más enormes emisiones de gases de efecto invernadero, que tienen al planeta en un cambio con insospechadas consecuencias.
El aumento de las temperaturas es un efecto de ello, pero también una causa para otros sucesivos golpes de conclusiones apenas percibidas: cambios en el mar, probable desaparición o mutación de especies y modificaciones de la geografía.
Chile es un país pequeño e influye poco en esto, pero está haciendo lo suyo, en especial en el sector energético: se están cerrando las plantas generadoras termoeléctricas a carbón, junto con desarrollar energías renovables no convencionales, como solares y eólicas. Hay un compromiso de electrificación del transporte público antes de 2040 y la reforestación y protección de los bosques para alcanzar la carbono neutralidad antes de 2050. Más allá de los grandes tópicos medioambientales, existen los más domésticos, pero no por ello menos importantes, confinados a las comunidades, en los que la conciencia ecológica es escasa o tal vez no existe. Es importante ver el problema y asumir compromisos que garanticen la vida de las personas y del planeta.