Carta al Viejito Pascuero desde Puerto Montt
Esta es la primera vez que te escribo para pedirte algo en Navidad. De niño nunca lo hice (quizás supe muy temprano que los regalos los compraban mis padres) y ya más grande, confieso, no pensaba mucho en ti cuando llegaban estas fechas. Pero con el tiempo pude entender que cuando pensamos en ti, los seres humanos, grandes y pequeños, en realidad estamos pensando en nuestras ilusiones y esperanzas.
En lo que deseamos si eso que deseamos es bueno, porque nunca nadie le pidió al Viejito Pascuero el mal para un semejante. Tú representas, mi querido Viejito (y por eso te digo "querido"), lo mejor de todas y todos nosotros: eres la suma de nuestras buenas voluntades. Por eso te escribo, porque al escribirte creo estar proclamando las cosas buenas y necesarias que los puertomontinos y puertomontinas queremos para nosotros, para nuestras familias y para nuestra querida ciudad.
Ya sé que los que vivimos por estas latitudes hemos sido bien regaloneados, porque basta levantar la vista y contemplar nuestro maravilloso entorno: volcanes, fiordos, islas, ríos y una enorme y tranquila bahía, rodeada y protegida por una naturaleza exuberante. Pero como es Navidad, y sé que tienes mucha paciencia, igual pediré otros deseos.
Regalos
En primer lugar, Viejito, te pido un regalo para los que vivimos en Puerto Montt. Para todos nosotros, hayamos nacido aquí o en otro sitio. Seamos chilenos o hayamos nacido fuera de Chile. Para todos nosotros te pido que en nuestra ciudad volvamos a practicar la tradición sureña del diálogo, el debate y aun la discusión como forma de buscar solución a nuestros problemas. Que entendamos que para solucionar esos problemas y superar nuestras diferencias, tenemos que hablarnos con rigor y con la verdad, defender nuestros puntos de vista con decisión y aún con pasión, pero sin odio ni resentimientos, decididos a convencer, pero también a ser convencidos. Y, sobre todo, que ya nunca más la violencia y la destrucción sean el camino utilizado para hacer oír las voces. Que volvamos a respetarnos todos, aunque pensemos diferente.
Y para nuestra ciudad te pido regalos simples: que sus calles vuelvan a ser limpias, tal como las recuerdo de mi niñez; que los barrios, los nuevos y los más antiguos, tengan por fin una buena iluminación y no seamos una ciudad lúgubre y oscura, que nuestra hermosa Iglesia Catedral vuelva a lucir despejada y abierta para tal vez así, en una próxima Navidad instalen aunque sea un sencillo, pero significativo pesebre , que los negocios que nos prestan servicios se mantengan abiertos, con vitrinas hermosas y bien decoradas y sin temores ni restricciones; que las obras que buscan embellecer nuestros paseos públicos terminen de ser ejecutadas para que volvamos a circular por esos paseos y admirar la serenidad que nos brinda cotidianamente nuestro pacífico océano.
También quisiera pedirte que el Terminal de Buses, donde salen y llegan cientos de miles de personas cada año, sea un motivo de orgullo frente a quienes nos visitan, por su limpieza, pulcritud, seguridad y no continúe siendo un espacio tan poco digno para una capital regional.
Querido viejito, no sé si sabrás, pero este año 2023, nuestro equipo de fútbol, Deportes Puerto Montt, cumplirá 40 años de existencia y sería un hermoso sueño, sería el mejor regalo para los que vibramos con el fútbol y amamos nuestra ciudad, que pueda salir campeón y subir a Primera División. Ya me imagino la alegría y las caravanas recorriendo la ciudad.
Y también te pido que quienes vivimos en nuestra ciudad podamos volver a sentirnos seguros en nuestros hogares o circulando por sus calles; que disminuya la violencia delictual que nos está invadiendo como una plaga.
Preciado
Quisiera pedirte el regalo más preciado y disculpa mi franqueza, pero en esto no me puedes fallar. Te quiero pedir que nunca, pero nunca más, un joven adolescente, un joven sureño como Benjamín Talma, fallezca en una sala de urgencia esperando una atención oportuna.
Te pido todo esto abusando de tu bondad navideña, porque sé que está en nuestras manos, la de todos nosotros, hacer realidad lo que te pido. Que es algo que a nosotros corresponde lograr, no a ti.
Por eso termino esta carta, que es también una carta a nosotros mismos, pidiendo a todo quien la lea, que contribuya en la medida de sus posibilidades y desde el lugar que ocupe en nuestra sociedad, a hacer realidad este regalo navideño, que es un regalo de todos para todos. Yo desde ya me comprometo a ello y me comprometo también a seguir recordándoselos desde estas páginas.
Gracias Viejito Pascuero por escucharnos, y nos vemos el próximo año.
PD: Quisiera pedirte un último deseo, que ojalá sea el más sencillo de resolver.
Que todas nuestras autoridades, las nuevas y las antiguas, los con experiencia y los por aprender, trabajen con genuino y sincero amor por el bienestar y felicidad de todos nosotros.